SANAA
Bowery, 253, Nueva York, Estados Unidos, 2007.
Imagen del edificio iluminado
Visitando el New Museum
Por Iris López de Armas
El New Museum de Nueva York constituye un referente en el arte contemporáneo de Nueva York y probablemente del mundo. Su nueva sede, realizada por Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, alberga exposiciones con gran repercusión, además de conseguir revitalizar esta zona del bajo Manhattan y convertirse en un símbolo del patrimonio arquitectónico de la ciudad.
Viajar a Estados Unidos por primera vez en cierta manera impresiona. Aunque hayas visitado diferentes países y culturas, desde que pasas el control en el aeropuerto todo te indica que vas a entrar en un lugar peculiar y diferente. Los controles exhaustivos, los documentos que tienes que rellenar con preguntas absurdas tipo “¿va usted a atentar contra el presidente de los EEUU?”. Que en el viaje no paren de ofrecerte comida y bebida, que a mí por lo menos me traslada al pasado y a la ilusión infantil de despegar y aterrizar en un sitio lejano, no sólo por viajar, sino por el hecho en sí de coger un avión, lo cual se va perdiendo a medida que aumenta la frecuencia de vuelos rutinarios y deseas que ese “trámite” sea lo más rápido posible.
Llegué a Nueva York a finales de enero del año 2010, en la semana de vacaciones después de exámenes de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Había ido haciendo una lista de todos los edificios que quería visitar, una lista demasiado larga para los cinco días que iba a estar en la ciudad. Tras dejar las maletas estaba anocheciendo y hacía muchísimo frío, pero saqué mi lista y me puse a marcar en el plano que me dieron en el hotel todo lo que quería ver y decidir qué era lo primero que iba a ver esa tarde. Me quedaba en Union Square, desde la cual, bajando la 4ª avenida se llegaba a Bowery, donde está el Nuevo Museo de Arte Contemporáneo de SANAA. Me encantaba ese edificio desde que vi las primeras imágenes que se publicaron en la prensa especializada, y tenía muchas ganas de verlo en la realidad. Aunque fuera tarde para visitar el edificio, decidí ir dando mi primer paseo por Nueva York y pasar por delante.
La ciudad no es que sea “bonita”, pero impacta. Sus edificios, su trazado, pero sobre todo su energía. Es un sitio que has visto tantas veces en películas y documentales y has leído tanto sobre él que, en cierta forma, iba con la idea de que no me iba a impresionar tanto. Me pasó lo contrario: estaba totalmente eufórica, con ganas de ver toda la ciudad esa misma noche; quería visitar todo a la vez.
Sin parar de mirar de un lado a otro, tras 15 o 20 minutos andando, estaba en Bowery, y seguí avanzando. Había muchos edificios en reformas y partes de la avenida cerradas también por obras, por lo que iba más bien esquivando vallas y andamios, cuando de repente levanté la vista, y entre los edificios de 4 a 8 plantas de ladrillo y ventanales que predominan en ese tramo de la calle, se levantaba iluminado el edificio de SANAA. La visión es impresionante. Frente a la masividad de los edificios de alrededor, el Nuevo Museo, aunque de dimensiones mayores, casi parece que está flotando, que es muy ligero. La forma en que se apilan sus piezas, de diferente tamaño y desplazadas las unas respecto a las otras, le otorgan el aspecto de una torre de cajas vacías, que alcanzan el equilibrio sin mucha dificultad.
El New Museum desde Prince Street
Esta sensación de que el edificio flota se ve acentuada por la planta baja, diáfana y totalmente abierta a la calle mediante un cerramiento de vidrio -de suelo a techo, que parece pretender integrarse con los edificios comerciales de la zona, a la vez que crea una permeabilidad visual entre interior y exterior. De noche, destaca esta banda de luz que dialoga con otras existentes en esta fachada, una en la quinta planta, y otro hueco de menor tamaño en la cuarta, por los que se escapa la luz del interior a través de la malla de aluminio anodizado que reviste el edificio.
Esta malla de aluminio cuyo diseño hace referencia a un panal de abejas, le da unidad al edificio a la vez que enfatiza el desplazamiento entre las cajas. Desde el interior, la relación con la ciudad se produce a través de esa materialidad del sistema constructivo, excepto en los dos grandes fragmentos en los que desaparece. El primero en planta baja, en la fachada principal, y el segundo en la planta sexta, en las fachadas sur y este. Los rayos de sol son tamizados por esta malla, lo cual produce un juego de luces y sombras que varía a lo largo del día, a la vez que genera una iluminación difusa que parece la adecuada para un espacio expositivo.
Zona de acceso del edificio abierta al exterior
Tras esta primera visita, en la que sólo vi el exterior edificio, ya que estaba cerrado, volví un par de días después para visitar el interior del museo. La planta de acceso está totalmente abierta al exterior y su distribución diáfana sólo se ve interrumpida por la banda donde se sitúan los ascensores y escaleras, que separa la zona de acceso al museo, donde se sitúa la tienda y la cafetería, de la zona de carga y descarga, también visible desde el exterior. Desde este espacio de gran altura, se accede a la primera galería, al fondo de esta planta, o al resto de plantas, por medio de escalera o ascensor.
Planta baja con tienda, escalera de bajada a sótano y café al fondo
Las galerías principales se encuentran en las plantas 2ª, 3ª y 4ª. Cada galería es diferente espacialmente. La diferencia de altura de las cajas y su desplazamiento respecto al núcleo vertical van creando diferentes situaciones que aportan flexibilidad y dinamismo a las plantas y producen una gran riqueza espacial, permitiendo a su vez la iluminación cenital y la creación de espacios aterrazados.
Este núcleo vertical constituye además el principal sistema estructural del edificio, una configuración que permite liberar las plantas de pilares y concentrar la estructura en fachada. La estructura horizontal de acero queda vista en las plantas de las galerías, al igual que las instalaciones.
Estructura de acero vista en una de las galerías
A diferencia del imponente exterior, el interior del edificio crea espacios neutros, limpios, con pavimentos de hormigón pulidos y acabados blancos. La iluminación ambiental es difusa, lo que se produce debido a las entradas de luz cenital. Todo esto enfatiza el papel de las obras de arte expuestas en las galerías, las cuales determinan la distribución de los espacios mediante paneles expositivos que se disponen según las necesidades de las obras, variando normalmente de una exposición a otra. Al ser diferentes espacios y diferentes galerías, a pesar de ser públicas, la gestión de cada una es independiente, lo cual refuerza la diferencia entre los distintos ámbitos así creados.
Plantas del edificio
La planta cuarta tiene una función educacional, distribuyéndose mesas de trabajo, espacios de oficina y un aula para la impartición de clases. La planta quinta está destinada a usos como la gestión del museo y los servicios destinados a sus trabajadores, tales como oficinas, salas de reuniones, cafetería y cocina para los empleados, etc.
En la última planta se ubica un espacio multifuncional para programas especiales de arte y eventos, desde la cual se accede a una terraza que recorre dos de los frentes del edificio y desde la que se tienen unas magníficas vistas de la ciudad. El sótano alberga un teatro y un espacio que funciona como galería especial o sala de eventos, aunque yo no pude acceder a él en mi visita.
Una de las terrazas del edificio y detalle de la malla de aluminio
En conjunto, creo que es un edificio que tiene una presencia y una fuerza enormes en una ciudad en la que no es fácil llamar la atención. Su distribución y acabados interiores, la diafanidad de sus plantas y su relación con el exterior, van conformando los diferentes espacios del museo para adecuarse con gran acierto a cada programa. Por todo ello representa un edificio muy atractivo y adecuado para la difusión del arte contemporáneo. Además, su emplazamiento en Bowery ha conseguido revitalizar esta zona de la Gran Manzana, convirtiéndola en uno de los centros neurálgicos del arte contemporáneo de la ciudad. Lo cual se ve acentuado por su proximidad a la zona del SoHo, donde se encuentran muchas galerías y firmas de diseño.
Vista de la calle Bowery con el New Museum
Hace unos meses se anunciaba la ampliación del museo, para lo cual se ha comprado la parcela adyacente, en el número 231 de la calle Bowery. El equipo elegido para llevar a cabo el proyecto es nada menos que OMA, con Rem Koolhaas y Shohei Shigematsu al frente. La intención es que el nuevo edificio sea una estructura independiente, aunque cree una comunicación entre ambos espacios, y que no compita con el icónico edificio de SANAA que se ha convertido en el símbolo del museo. Sin embargo, un proyecto con Koolhaas al frente, quien ha analizado y reflexionado tanto sobre esta ciudad, añadiendo el factor de que es el primer edificio público que realiza en ella, como mínimo se merece estar a la expectativa del resultado.
Más información: https://www.archdaily.com/787779/ad-classics-new-museum-new-york-city-sanaa-kazuyo-sejima-ryue-nishizawa https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/623537/new-art-museum-sanaa https://es.wikiarquitectura.com/edificio/nuevo-museo-de-arte-contemporaneo-en-new-york/