Carlo Scarpa
Campo di Santa María Formosa
Sestiere Castello, Venecia, 1961
Porche de acceso para los visitantes que acceden con embarcación. Foto: Christian Beck
Esta es en una de las obras de Scarpa de mayor valor estilístico. Fue realizada en los últimos años de su trayectoria profesional y que se concluye en 1963. El encargo consistía en proporcionar una mejora del acceso a la Fundación QueriniStampalia, un espacio sometido a la acción destructora de las crecidas del nivel del agua tan usuales en la ciudad de los canales. En ese proyecto percibimos al arquitecto italiano trabajando con extrema intensidad y pasión plástica. En el resultado podemos percibir la amplitud de registros que Scarpa pretende desarrollar buscando la expresión que pertenece a su momento vital.
Puente de llegada ala Fundación QueriniStampaliaque comunica sobre el canal
Ahí, en ese pequeño recinto casi vestibular junto al patio jardín anexo, podemos intuir también la estrategia de construcción del recorrido que imagina el arquitecto. Tanto desde las barcazas como a pie, una doble puerta introduce a los visitantes en un circuito de numerosos elementos casi escultóricos. Como el exquisito puente que une con la terra firma a través de una de esas entradas que compone para el edificio. O la otra, que consiste en una escalinata pétrea delicadamente trazada como una cascada de plataformas que se hunden en el agua y atienden a aquellos que acceden desde el camino de agua que es el canal al que el edificio da fachada.
En el primer espacio, ya podemos contemplar un vestíbulo untuoso que sirve para presentarnos un delicado pavimento de mosaicos de teselas marmóreas, a la manera de vibración táctil y que perfectamente, podría haber imaginado Paul Klee o Josef Albers. Desde allí se puede acceder a un segundo recinto interior que contiene la escalera que lleva a la biblioteca existente en la segunda planta. A su izquierda, un complejo sistema de pasarelas y pasillos actúa como enlace hacia las plataformas de la arquería para el acceso en barca y, al mismo tiempo, nos conecta con la gran galería principal de la planta baja. Esta es un lugar que se ofrece transparente y cuyo extremo acristalado invita a visitar el patio jardín posterior en un recorrido por la exacta alfombra de cemento rugoso remarcado en piedra que sube por las paredes para formar un zócalo necesario. Toda esa gran sala resuma una gran intensidad de pensamiento que el arquitecto orienta a lograr una correcta solución al gran problema que la corrosión de la humedad supone para esas arquitecturas amadas. Casonas, palacios, y templos que acumulan siglos de belleza e historia próxima.
Ese diverso conjunto constructivo actúa casi a modo de vasija para acomodar el agua en sus recurrentes crecidas. Las paredes se conforman con un aplacado de grandes piezas de mármol travertino colgadas prácticamente en el aire y enmarcadas por listones metálicos que establecen la coordinación precisa de los encuentros entre los distintos materiales empleados. Un ligero rehundido en el contacto con el techo genera una línea de sombra para establecer una transición perfecta de la piedra con el estucado horizontal. Todo este artificio responde a la resolución del problema de patología, el que origina el aqua alta en las plantas bajas de los edificios venecianos. Estas paredes tratadas a la manera de carpinterías pétreas se conciben como sutiles mecanismos que encaucen la humedad de capilaridad mediante su ocultamiento tras esos grandes paneles de piedra colgados y que facilitan la ventilación y el secado continuo. En el lienzo vertical a la derecha se dibuja una pieza recortada en el mismo material, a la manera de lámina escultórica. Es un sutil panel puerta que permite establecer un diafragma de acceso a un espacio más íntimo para exposiciones y pequeños encuentros que, a su vez, conecta nuevamente con la escalera y el vestíbulo donde se inicia el recorrido desde el acceso a pie.
Diseño de la puerta del armario de instalaciones en el vestíbulo de acceso peatonalEl diseño de la escalinata de llegada con embarcaciones. Foto: Ariane van Dieboet
Mas allá del diafragma de cristal que encierra al espacio interior de la planta baja se percibe el patio trasero iluminado, otro espacio rico en experiencias formales y en el que el arquitecto dispone todo un complejo de elementos que acompañan a un antiguo pozo. En un pedestal junto al mismo se coloca una pequeña escultura de piedra caliza recuperada que representa al animal representativo de la ciudad, el león. Una serie de fuentes que discurren horizontalmente por el suelo nos introducen nuevamente el recuerdo del agua. Un elemento que pauta y fundamenta la composición de pasillos y canales, interiores y exteriores, como algo que constituye la esencia y fundamento de la ciudad y de su arquitectura. En los espacios dela Fundación Querinilo líquido es también un mecanismo que transforma las dimensiones y la percepción, que se deriva de la cambiante altura que adquiere en las distintas épocas del año.
En el patio jardín, una alfombra de césped unifica los variados recorridos que bordean esos elementos sensoriales relacionados con el agua, un estanque lineal de nenúfares apelotonados, una pila laberíntica que dirige el recorrido gravitatorio del agua para generar un espectáculo sonoro, una fuente que cambia el curso del desplazamiento acuoso y un brocal de un pozo junto al que se sitúael leónpétreo a caballo del líquido elemento. Casi una metáfora dela Serenísima Repúblicacabalgando sobre las aguas. Finalmente en el fondo del jardín, se dispone además un biombo de hormigón para generar dos estancias al aire libre. Probablemente, un mecanismo para deslindar el espacio principal de la entrada secundaria, y, en si mismo, una forma de introducir sutilmente los laberintos de la ciudad a sus espaldas.
En todo el conjunto proyectado por Scarpa para esta institución cultural se percibe inconscientemente el orden compositivo generado. Un sistema que continuamente se subvierte en diversas longitudes y disposiciones para siempre volver a recomponerse mediante mecanismos sutiles no siempre perceptibles con facilidad. Unos recintos en los que, no obstante, la colocación de cada elemento responde a una intensa meditación de posición, forma y medida.
Más información:
Planos:
Planta general del conjunto de la intervención
Planta baja de la crujía del edificio colindante con el canal
Pasillo elevado de acceso a la habitación noroeste
Espacio principal destinado a exposiciones. Al fondo, la gran cristalera hacia el jardín. Foto: Doctor Casino, Flickr.
Puerta de travertino que comunica el espacio central con la habitación suroeste
Vista general del espacio del jardín
Pieza de mármol que forma un laberinto de agua diseñado para el canalón central del jardín. Foto: Jacqueline Haas, Flickr
Biombo divisorio de hormigón entre el jardín principal y el patio trasero. Foto: Jacqueline Haas, Flickr
El estanque final de la fuente situada en el jardín: Foto: Diana Vieira, Flickr
Emplazamiento:
Ver mapa más grande Video en el que se recorren los espacios interiores y el jardín de la Fundación