Autores desconocidos
Atenas, Grecia. Siglos VI aC hasta II dC
El gran pasillo interior restaurado de la Stoa de Atalos que se sitúa al sur del Ágora ateniense. Foto: Marie Hëlêne Cingal, 2011
El Ágora de Atenas, un espacio para las voces
Por Federico García Barba
La civilización ateniense construyó su arquitectura y sus ciudades teniendo en cuenta una característica humana esencial: la voz que abre la puerta a la palabra. Gran parte de sus edificios monumentales y sus espacios públicos característicos estaban pensados para el mejor aprovechamiento y disfrute en el intercambio de opiniones, la declamación y la escucha. Solo así podía estimularse la “Sophrosyne“, la excelencia en el carácter una virtud personal relacionada con la modestia, la moderación y el autocontrol que se deriva del conocimiento más profundo de las propias cualidades de la persona.
Las construcciones acumuladas en el Ágora de Atenas y en la ciudadela que conforma su Acrópolis ejemplifican de una manera evidente esta característica esencial de la cultura ateniense tendente a mejorar el carácter de sus habitantes. Allí las voces de los ciudadanos podían escucharse en unas condiciones inmejorables, una condición esencial para entender las cualidades retóricas de cada cual y disfrutar del poder fundamental del “Peitho“, la persuasión que se deriva de la oratoria excelente como cualidad esencial para ganar la voluntad de los demás a través de la argumentación y la palabra frente a la fuerza bruta de las armas.
Los espacios para hablar y entenderse tenían así un valor fundamental entre los miembros de la polis griega, aquellos selectos poseedores de una riqueza superior a 1 talento o 6000 dracmas, al menos. En tiempos de Pericles aquella clase dominante que se cultivaba en las artes había alcanzado las 20.000 personas sobre un total de 250.000 habitantes de la región del Ática. Esos ciudadanos selectos eran los que disfrutaban de tiempo suficiente para asistir a las numerosas actividades que se producían durante la intensa vida pública de la ciudad de Atenas. En el Ágora fundamentalmente, pero también en lugares como el Pnix, el Gymnasium y la Akádêmos, situados a las afueras de las murallas defensivas.
La posición del Ágora en la ciudad de Atenas. Plano de Constantinos A. Doxiadis, 1964
El Ágora ateniense fue durante varios siglos un espacio abierto irregular delimitado por ciertos edificios característicos en el que podrían contrastarse muy diferentes voces y parlamentos. Estaba atravesado por la vía Panathenaia que cruzaba la ciudad desde la puerta norte en dirección a la colina de la Acrópolis. Y allí se podían reunir cientos de personas estructuradas en pequeños grupos atendiendo a múltiples entretenimientos como debates políticos y legales, celebraciones religiosas, espectáculos de música y danza e intercambios comerciales al aire libre. Todos presididos por la palabra y el lenguaje como un hecho humano fundamental que otorga un estatuto superior a quienes la practican.
En otras ciudades, el Ágora llegó a alcanzar una definición ordenada geométrica y sujeta a una planificación más racional,. Como sucedió en Mileto, cuyo centro -al igual que la totalidad de la ciudad- fue proyectado uniformemente por Hippodamos. La retícula en damero de Mileto en la costa de la actual Anatolia se apoyaba en calles anchas y trazadas con la lógica del reparto ordenado del suelo y la precisión geométrica de sus manzanas organizadas en dos zonas de tamaño diferenciado que se adapta meticulosamente a la geografía del emplazamiento. Sobre la estructura urbana de la ciudad dice Edmund N. Bacon en Design of Cities:
El módulo repetitivo de los bloques rectangulares regulares que constituían la parte residencial de la ciudad establecen un ritmo que es la base para la composición de las partes públicas, los templos el gimnasio y las estoas que ofrecen su fachada principal hacia el ágora y hacia el puerto
Plano del Ágora de Atenas hacia el año 300 antes de Cristo
Edificios y espacios que definieron el Ágora de Atenas
1. Orkhestra
2. Altar de los Doce Dioses
3. Heliaia o Corte de Justicia
4. Tholos
5. Bouleuterion o Casa del Consejo
6. Poikile o Stoa de las Pinturas
7. Odeion o recinto para las actuaciones
Plano del Ágora de Atenas hacia el año 200 después de Cristo
Por el contrario, el gran espacio abierto del Ágora en Atenas se consolidó como un recinto de forma irregular al que se fueron agregando diversos edificios destinados a todo tipo funciones colectivas orientadas a la escucha y el intercambio de pareceres. Podía albergar en sus 45.000 m2 a una gran proporción de los habitantes que componían el estado ateniense. Allí, los ciudadanos y otros acompañantes se reunían de una manera masiva al menos dos veces al año para decidir algunos de sus hechos políticos más trascedentes: como el ostracismo o cuestionamiento a sus líderes políticos elegidos. Se trataba de estimar constantemente las posibilidades de que algún personaje se convirtiera en tan poderoso que pudiera amenazar con la tiranía. Y por ello, en algunos casos tras un período de argumentación y deliberación existía la posibilidad de mandar al exilio a alguno de ellos por diez años lejos de la ciudad a través de una decisión colectivamente tomada.
En el centro de aquella gran superficie abierta que era el Ágora en el siglo V antes de Cristo, se encontraba un espacio de reunión, la Orkhestra. Era un punto de encuentro entre el caos de la masa de personas en el que podían tener lugar al sol danzas religiosas, representaciones y actuaciones teatrales a la manera en que hoy se puede observar ese mismo bullicio en lugares como la plaza de Djemaa el Fna de Marrakech. Próximo a la Orkhestra, estaba el altar de los Doce Dioses que facilitaba realizar algunos ritos religiosos al aire libre. Con el tiempo, surgiría allí un espacio a cubierto dedicado a escuchar y observar las actuaciones musicales y de danza que se conocería como el Odeion. A partir del segundo siglo de nuestra era, ocuparía un espacio en la zona central del Ágora reduciendo la gran explanada primitiva.
Planta general de la ciudad de Mileto en Asia Menor
Representación axonométrica del Tholos de la ciudad de Epidáuros. Según Chrysantos Kanellopoulos
Uno de los tipos más representativos del espacio para el encuentro en el Ágora era el de la Stoa: Unos edificios rectangulares alargados de los que había varios alrededor del espacio libre central del Ágora. En ellos se podía producir el encuentro de los ciudadanos a cubierto para hacer negocios y participar de la vida colectiva, cuchichear en grupos pequeños sobre los asuntos a debate legal e, incluso, comer aislados en grupos privados en sus recogidas habitaciones traseras. Una de las de mayor tamaño se situaba al oeste del Ágora delimitando gran parte del espacio. Aun permanece en pie y es conocida hoy como Stoa de Atalos: Ese edificio característico está dividido en los tres sectores habituales, pórtico amplío frente al espacio central del Ágora, recinto intermedio de reunión y cámaras traseras alineadas. Su frente principal estaba definido por una galería de dos alturas con una alineación de columnas en estilo dórico en su planta baja. Es una réplica en piedra caliza y mármol del Pentélico de dimensiones de 115 mts. de largo que fue reconstruida en 1956 y alberga hoy el museo de la ciudad de Atenas.
En una de esas Stoas, la conocida como Poikile o Stoa de las Pinturas que se situaba al norte del recinto, el filósofo Zenón de Citio fundaría el llamado estoicismo, cuyo nombre deriva precisamente del lugar en el que se consolidaron esas ideas. Decía aquel estoico: Las ciudades deben embellecerse no con monumentos conmemorativos sino con las virtudes de sus habitantes. Alguien que descreía del valor de la arquitectura a pesar de disfrutar de su cobijo en el Ágora ateniense.
Plaza de Jemaa el Fna en Marrakech a comienzos del siglo XX
Representación tridimensional de la Heilaia del Ágora de Atenas. Proyecto Google Earth
Otro recinto curioso era lo que se conocía como Heliaia o Corte de Justicia. Era un inmenso espacio cuadrado abierto al cielo delimitado por un muro cerca bajo y que permitía congregar a un millar y medio de personas para escuchar las deliberaciones de un amplío jurado compuesto por más de doscientos integrantes que debían dirimir sobre numerosos y diverso litigios a partir de las argumentaciones ofrecidas por las partes implicadas.
En el Ágora de Atenas se dirimían y trataban casi siempre los más variados asuntos y negocios cotidianos que afectaban a los ciudadanos. La administración de las cuestiones urbanas y las emergencias más inmediatas relacionadas con las construcciones se trataban en el Tholos. Esta era una estructura circular cubierta situada al oeste del gran espacio central y dando frente al mismo. allí se reunía cada día un consejo o cuerpo de ciudadanos elegidos para ejercer esas funciones administrativas. ese comité ejecutivo estaba compuesto por una cincuentena de ciudadanos y era elegido de manera rotatoria. El consejo se reunía en el Tholos de una manera permanente de forma que siempre había una quincena de personas al cargo de la ciudad en todo momento.
Decoración pintada del sofito de la cornisa del Tholos del Ágora de Atenas. Acuarela de Piet de Jong, 1946
Perspectiva que reconstruye la Cámara del Consejo en el Bouleuterion de Priene
Pero la misma forma abierta del Ágora y la mezcla de espectáculos variados y la presencia constante de muy diversas formas de comunicación llevó a pensar en la necesidad de un nuevo tipo de edificio especializado. Un espacio que pudiera enfocar la atención en la palabra dictad por un único orador hacia un público en escucha. Es lo que llegó a conocerse como Bouleuterion, una nueva forma edificada y especializada en la oratoria de aquellos más dotados. Tenía una forma rectangular y albergaba en su interior un graderío semicircular orientado a un foco en el que se situaba el orador alrededor del cual se sentaba el consejo en las primeras gradas. Era un edificio capaz de albergar cómodamente a medio millar de personas interesadas; y se organizaba una agenda diaria de participación que permitiera escuchar en óptimas condiciones los argumentos y debates sobre los más diversos asuntos de interés colectivo. La forma tipológica del Bouleuterion era una anticipación de lo que luego serían otras construcciones abiertas al aire libre, como el anfiteatro a la griega y los coliseos romanos de mucho mayor tamaño.
Nuevamente, la voz como medida de la comunicación entre iguales sería el criterio para la definición de las arquitecturas. Y el teatro como la máxima expresión de esta forma cultural que representaba y caracterizó a la Grecia clásica.
El teatro griego en todo su esplendor. Epidauro, región de la península de Argólida
La piedra del sol con el diseño “naive” que Dimitris Pikionis incrustó en uno de sus numerosos senderos empedrados la colina del Philopapos de Atenas entre 1954 y 1957
El Ágora ateniense era el lugar para tratar y negociar los asuntos mundanos corrientes. Y así mismo, ese espacio ciudadano representaba la antesala para el contacto con los dioses, cuyos templos principales se situarían en la Acrópolis elevada y protegida por murallas que la ciudad de Atenas
El propio Le Corbusier en su viaje a Oriente caería rendido ante las sutilezas de la arquitectura y la ciudad griega. Así en Vers une architecture expresaría su rendida admiración por el arte urbano de los griegos :
“Las falsas escuadras han proporcionado allí vistas espléndidas y un efecto sutil; las masas asimétricas de los edificios crean un ritmo intenso. El espectáculo es macizo y elástico, nervioso, de una agudeza aplastante, dominador”.
Más información:
Agora Excavations. American School on Classic Studies
El Ágora de Atenas. Urbanismo. Mi Moleskine Arquitectónico.