Luigi Moretti
Viale Bruno Buozzi, 64. Roma, 1953
Fachada principal de la Palazzina Il Girasole. Foto: Gabrielle Basilico
Este notable edificio, situado en la periferia residencial al norte de la ciudad de Roma más allá de Villa Borguese, supone un extraordinario ejercicio de composición arquitectónica para superar las limitaciones de un solar convencional. Y así mismo, utiliza sus fachadas para glosar el peso arqueológico de un espacio tan cargado de antigüedad como la ciudad italiana.
Detalle del despiece pétreo del muro de cerramiento Fachada principal vista desde la vía Bruno Buozzi Fachada lateral con el zigzagueo volumétrico característico
La formalización de su fachada principal parece indicar un sutil trasunto relacionado con la opresiva y constante presencia del clasicismo en la ciudad. Frente a esa recurrente masa de ruinas y restos arqueológicos, el arquitecto busca aquí imponer su idea contemporánea de arquitectura higiénica, confortable, funcional y que aprovecha el soleamiento. Así sobre un plinto inventado a modo de ruina encontrada, se dispone una pantalla muraria que flota en el aire. Moretti parece así, por ello, más proclive a inventar su propia contemporaneidad expresiva desde la perspectiva del barroco.
Este plano principal se amplía lateralmente a modo de decorado proyectado que se remata con unas triangulaciones de fábrica ligera y una ranura central en sombra que parecería que remeda alegóricamente las columnatas, los frontones y otros elementos de los edificios clásicos antiguos. Parecería una premonición del ideario del movimiento posmoderno pero en una clave anterior de carácter más internacional y funcional.
Al mismo tiempo que Moretti realiza ese tipo de comentario irónico sobre la ciudad en la que le ha tocado trabajar, es responsable del confort de los futuros usuarios de su edificio. Así, trata de disponer en planta las dependencias habitables convenientemente con el objetivo de aprovechar las mejores condiciones para el soleamiento. Por ello, sus fachadas laterales se quiebran en un esfuerzo para ganar un poco de superficie y una mayor exposición de los dormitorios al sol. En su conjunto, la planta responde magistralmente a una disposición de simetría alterada que se deforma para adaptarse a las limitaciones geométricas del solar disponible. El resultado es una especie de caja que se pliega en sus fachadas para producir una espacialidad compleja. Cuando presentan su cara a la ciudad son escenográficas y grandilocuentes con guiños de irregularidad; mientras, en las otras fachadas secundarias, busca ampliar las posibilidades de un mejor confort y funcionalidad interior. Este esfuerzo expresivo rememora al girasol que se mueve siguiendo los rayos del sol. Así el edificio torsiona su figura en un movimiento de adaptación complejo que permite la generación de unos espacios interiores de vivienda muy racionales; y en los que, prácticamente, todas las dependencias vivideras tienen fachada al exterior.
En planta baja, se configura un vestíbulo monumental abierto a doble altura presidido por una escalinata. Es un espacio de acceso también doméstico, que se curva acompañando al visitante y controlado por el volumen que alberga la garita del portero. Como buen romano, Moretti debería ser un admirador de la arquitectura barroca de gentes como Borromini y Bernini. Así esta pieza urbana refleja esos ecos de un barroquismo de los espacios que se mueven y se adaptan en un plegamiento y expansión diverso.
Vista frontal de la escalera situada en el vestíbulo principal de acceso Detalle del plano de la fachada principal con el aplacado de cerámica vítrea aplicada. Decoración y aplacado de la fachada interior sobre el espacio reservado para la portería. Vista de la ranura situada sobre el espacio de acceso y que permite la ventilación cruzada de la escalera principal
Esta misma conceptualización sería utilizada por el catalán José Antonio Coderch; y aprovechada como inspiración para un proyecto muchísimo más complejo. Es el que se refiere al también hoy admirado edificio Girasol de Madrid de 1966. Este otro es una apuesta que se ejecuta con mucha mayor radicalidad en el relato de la búsqueda solar de los espacios. Esa voluntad es lo que lleva a Codech a una formalización muy compleja y sutil basada en la orientación diagonal. Se traslada así la idea del soleamiento como motivo inspirador a un contexto diferente, el de un ensanche en edificación adosada, como el que existe en el barrio de Salamanca paralelo a la avenida de la Castellana. El proyecto madrileño acaba generando una configuración del espacio que propicia la rotura de sus fachadas a la calle de Lagasca. Se trastoca así de una manera substancial e inteligente el sistema compositivo habitual de aquel sistema de edificios que conforma el ensanche definido por el plan Castro de 1846.
Otro admirador confeso del arquitecto italiano es Robert Venturi. Muchas de sus propuestas arquitectónicas recogen esa idea de las fachadas como piezas exentas que adquieren una corporeidad laminar decorativa. En su extraordinario libro Complejidad y Contradicción en Arquitectura, hace un homenaje directo a este edificio romano. Como ejemplifica la residencia de Chestnut Hill, que Venturi construye para su madre en 1962. Y que presenta esa misma idea de fachada compuesta a modo de frontón rasgado y distorsionado.
El edificio de Moretti constituye una muestra de extrema sofisticación cultural que surge de un contexto muy restrictivo como el romano, presidido por una constante referencia a la fabulosa historia cultural de esa ciudad imperial. Su apuesta se inscribe en la tradición neorrealista que trata de superar las dificultades materiales posteriores a la 2ª Guerra Mundial desde una lectura iconoclasta de esa misma tradición local en la que lo arqueológico es una presencia constante.
Planta tipo de viviendas.Planta baja de acceso al edificio
Emplazamiento:
El profesor madrileño Santiago Fajardo explica el edificio Girasol de José Antonio Coderch
Más información:
Casa Girasole. The Baroque Wall 12/08/2011
Casa Il Girasole. Luigi Moretti. Plataforma Arquitectura 20/08/2014