Rick Joy, Wendell Burnette y Marwan Al-Sayed
1, Cayenta Road. Canyon Point. Utah. EEUU, 2009
Interior del espacio de Spa del Amangiri Resort
El Amangiri Resort es un complejo vacacional hotelero, casi un retiro monástico, situado en el desierto americano de Utah. Es una apuesta turística de gran sofisticación que basa su atractivo en una disposición exclusiva e inigualable de un paisaje sobrecogedor.
Vista general de la mplantación del hotel en el paisaje desertico
Realizar hoy una infraestructura turística de gran lujo conlleva establecer características que marquen una diferencia neta con los productos al uso que tienden a convertir esta actividad en una mercancía más, reproducible en cualquier lugar. Y ahí surgen los elementos geográficos como un repertorio a explorar para establecer potentes marcas individualizadas que supongan un atractivo divergente respecto a las corrientes mayoritarias presentes en la industria dedicada a la acogida de visitantes.
En esta tendencia hacia la mayor rentabilidad derivada de la sofisticación, el papel que pueden desempeñar determinados espacios paisajísticos es un elemento que no es igualable con facilidad. Así, los promotores de nuevos productos turísticos de alta calidad utilizan una estrategia basada en localizar lugares que posean en sí mismos atractivos incomparables. Algo que se relaciona con elementos muy sutiles y que tienen que ver con las emociones y la cultura estética adquirida.
Hoy en día, en un mundo densamente poblado, la belleza que inspira la soledad y el aislamiento es un sentimiento muy difícil de conseguir. Aquello que los filósofos románticos asociaban con lo sublime es algo que posiblemente solo se alcanza en lugares remotos del planeta como las altas montañas, los densos bosques y las vastas superficies congeladas próximas a los casquetes polares.
Otro de esos paisajes que facilita estas sensaciones excelsas es el que se relaciona con la aridez del espacio desértico. Los desiertos son hoy algo así como una prefiguración aquí y ahora del paisaje que se encontrarán los futuros exploradores interplanetarios como estamos percibiendo en las imágenes que los vehículos robotizados nos envían desde Marte.
Recinto de la piscina central del hotel Amangiri
Muestras de todo este cúmulo de ideas hay en la propuesta desarrollada como complejo vacacional Amangiri que se ha construido en el desierto de Utah en el centro de los Estados Unidos. Es una iniciativa que se ha hecho a partir de un proyecto de los arquitectos de Arizona, Rick Joy y Wendell Burnette, en colaboración con Marwan Al Sayed con oficina en Los Ángeles.
En una entrevista para la revista Metrópolis, Burnette ha señalado que, en el momento de establecer sus propuestas de arquitectura, su máximo interés consiste en lograr lugares singulares, espacios que resuenen en el espíritu de sus usuarios. Ofrecer una experiencia intelectual a la vez que sensorial que permita a sus clientes sentir la arquitectura como algo querido y apasionante, una construcción inigualable que vale la pena conservar. De esa manera, según él, se ofrece una nueva forma de aproximación al actualmente tan querido lema de la sostenibilidad. Su filosofía de diseño se basa en buscar la verdadera esencia de los lugares; ser capaz de presenciar el lugar para poder hacerse presente en ellos. La aproximación a la arquitectura se apoyaría así en comprender todos los aspectos de un programa particular para poder desarrollar un espacio poético en consenso con el cliente y con el apoyo de los constructores.
Rick Joy comparte con Burnette, la pasión por una arquitectura de la simplicidad y de las sensaciones táctiles. Asimismo, se concentra en lograr la máxima expresión de la materialidad de los elementos constructivos. El uso de hormigones texturados, carpinterías muy simplificadas y espacios con una compartimentación básica, han dotado a su arquitectura de una esencialidad muy peculiar. Como Burnette, la reverencia hacia el austero paisaje del desierto es una marca que identifica a la arquitectura de Joy. Steven Holl lo ha definido como un arquitecto que engrosa la luz al añadirle texturas densas. Para Holl, la arquitectura de Rick Joy es la de alguien que mima la imaginación intuitiva, estimulando la expresión de los materiales durante el proceso de construcción.
El Amangiri Luxury Resort es una instalación que se sitúa en el borde de una planicie sumamente árida al costado de unas pequeñas colinas de piedra erosionada por la acción milenaria del viento. Allí, los arquitectos proponen una estética del refugio que se prodiga en las vistas a larga distancia de los pintorescas formaciones pétreas que rodean el lugar. Entre la frontera de los estados de Utah y Arizona, se inserta en una propiedad de 240 hectáreas que mira al Monumento Nacional de Escalante, un gran roquedal estratificado.
La estrategia de proyecto es la del enmascaramiento extremo, reduciendo la altura de los edificios a una sola planta y empleando materiales que mimetizan los colores, tonalidades y texturas del lugar. En sus interiores la provisión de sombra y un coloreado sueva de los espacios ha sido uno de los factores de diseño esencial. También es interesante destacar su adaptación radical a la topografía, disponiendo los edificios que componen el resort siguiendo el borde de una de las colinas que limitan la gran planicie. Hacia ese gran plano geográfico se orienta el conjunto de espacios que componen el proyecto y que se orientan hacia el norte y hacia el este.
Perspectiva desde el interior de las suites
El esfuerzo de composición proyectual se ha consagrado a lograr una cierta protección frente al viento y al mismo tiempo conseguir captar las mejores vistas de las curiosas formas que se han conformado durante milenios de las mesas y acantilados erosionados que conforman el horizonte. Esta oferta alojativa lujosa potencia la sensación de soledad y aislamiento, induciendo a facilitar el retiro de sus usuarios en una situación de recogimiento y espiritualidad inducida casi extrema.
El complejo está integrado por 34 suites y los típicos espacios auxiliares para la atención a clientes, recepción, zona de estancia colectiva restaurante, piscinas, spa, gimnasios, etc. Las suites se han planteado con una disposición superficial amplia y se estructuran en grupos de dos volúmenes que se alternan, mediante una franja habitable y una banda de aseo, servicios y acceso. El acceso a cada unidad es a través de este último volumen y adopta una configuración en U a la manera de las puertas de tradición árabe. Probablemente, se ha planteado así para evitar la acción negativa del viento. En su frente hacia el paisaje, cada suite dispone de una amplia ventana acristalada y una terraza protegida con altos muros que permite la contemplación de la variada silueta del horizonte.
Espacio exterior para la práctica del yoga y de la meditación
Alguna de las piscinas privativas de las suites
Algunas de estas suites cuentan con piscinas privadas, con diseños y conformaciones particulares. Se han definido como espacios específicos que se han definido con una propuesta arquitectónica singular a modo de santuarios individuales para uso exclusivo y privado en contacto con las rocas circundantes. El conjunto de habitaciones piezas cuenta con algunos espacios exteriores que inducen a un retiro individual y, posiblemente, a la práctica de actividades de meditación como el yoga.
El lujo que supone obtener cobijo en un lugar tan extremo se acentúa con la disposición de numerosas láminas de agua. Probablemente, la obtención de este elemento tan escaso en el desierto debe producirse trayéndolo desde muy lejos. Otro elemento suntuoso que se añade a la sensación de exclusividad. La gran piscina que se sitúa en la principal zona común, se ha diseñado introduciendo un pequeño promontorio en su centro. Una roca que actúa como foco y centro de atención rodeada de la lámina de agua generada. Parecería que se quiere inducir una especie de reverencia hacia la presencia de lo natural, una especie de idolatría contemporánea. Algo similar sucede con el espacio diseñado para spa, una gran caverna artificial en el que la luz cenital ilumina una escueta piscina interior cuya simplicidad, colores y texturas facilita sensaciones de placidez extrema.
Vista exterior desde el acceso del volumen destinado a Spa
El diseño destaca por el empleo de hormigones coloreados con áridos de tonos similares a los existentes en el lugar. El uso sin tratar de tablazones bastas de madera en carpinterías y enrejados, que presentan texturas y colores naturales, establecen con algunos volúmenes hormigonados. Es un contraste sensorial entre materiales naturales y artificiales que se pretende resaltar. Por último, los elementos empleados en la decoración interior son sumamente sobrios y con una atenuación radical de los colores para adaptarse así estéticamente a la presencia casi obsesiva del desierto.
El Amangiri Resort es una pieza de arquitectura que logra extraer el carácter sublime del paisaje del desierto mediante la exposición privilegiada de la amenazante presencia de los vastos espacios allí localizados. Un producto sofisticado destinado a aquellos que disponen de los mayores recursos económicos, algo acorde con los tiempos de desigualdad que corren.
Más información:
Wendel Burnette. Point of view. Metropolis Magazine
Wendell Burnette Architects
Marwan al Sayed Architecture&Design
Video de presentación promocional del Amangiri Resort. Steel Blue Studio
amangiri from steelblue on Vimeo.
PLANOS
Planta de organización de una parte del conjunto
Vista del paisaje desde el espacio auxiliar de aseo en una de las suites
EMPLAZAMIENTO
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