Casa del Té Boa Nova

Álvaro Siza Vieira
Av. da Liberdade. Leça da Palmeira. Matosihnos, Portugal. 1963

Vista de la Casa del Té Boa Nova desde el acceso al edificio. Foto: Panov Scott, Flickr

En 1963, cuando apenas tenía treinta años, Álvaro Siza culminaría una de las obras que inician su brillante trayectoria como arquitecto: la Casa de Té Boa Nova. Este pequeño edificio junto al mar es una de las obras maestras de la arquitectura europea del siglo XX, un lugar que suele visitar todo arquitecto que va a la región de Oporto.

En la Casa de Té Boa Nova se interviene sobre un emplazamiento singular, un promontorio costero azotado por el viento y las olas llamado Cabo do Mundo. El sitio ofrece una gran belleza paisajística, una acumulación de rocas batidas por el oleaje que permite un aislamiento relativo respecto a la pequeña ciudad a sus espaldas. Por ello, la arquitectura que Siza propone se establece desde un respeto reverencial a ese emplazamiento, en el que trata de enmascararse de alguna manera.

Vista aérea de la articulación de las cubiertas. 
 
El proyecto se define planteando un recorrido de acceso que va introduciendo paulatinamente al visitante en el paisaje natural mediante una serie de plataformas y muros que zigzaguean desde la llegada al lugar. Este pequeño restaurante se diseña a la manera de casa rural costera con elementos de lenguaje provenientes de la tradición local como la cubierta de teja árabe a varias aguas. Al mismo tiempo, las referencias tipológicas relacionadas con obras relevantes de la arquitectura nórdica de la primera mitad del siglo XX son evidentes; en especial, la cita a algunos proyectos residenciales de Alvar Aalto y Eric Gunnar Asplund. Y también, el recurso a determinados elementos formales de otros arquitectos admirados como Wright e, incluso, Mies van der Rohe al que se remeda en el diseño de los grandes ventanales, para los que se emplean mecanismos de apertura similares a los de la Villa Tugenhadt de Brno. Por tanto, en este trabajo primerizo, el arquitecto portugués nos revela así cuáles son sus fuentes predilectas y cuáles son sus arquitectos admirados.

La obra en su emplazamiento. Foto: Maurizio Mwg, Flickr

La Casa de Té en el Cabo do Mundo se formaliza como una nave de una sola planta que se encaja profundamente en el macizo rocoso que existe en el sitio. Su tímida presencia queda significada por las cubiertas contrapuestas y la chimenea escultórica que sobresalen y se perciben ligeramente desde las proximidades. Todo el conjunto de piezas construidas que se añaden contribuyen a la definición de un nuevo lugar que respeta extremadamente los elementos vecinos preexistentes, la pequeña ermita, el faro lejano, el horizonte de la costa y del mar, así como las vistas del roquedal próximo.

Dibujo del arquitecto que prefigura la imagen del edificio

Vestibulo de acceso a la instalación: Foto: Eugenio Aglietti, Flickr
 
La obra va encajando en el emplazamiento con primor y se percibe la mano del diseñador y constructor en cada detalle. Como en los pavimentos exteriores, las carpinterías, la especial forma de los tejados inclinados a un agua que presentan una leve inflexión, etc. El edificio pretende disponerse casi como una alfombra removible que respeta cada roca y cada brizna de hierba, una especie de liquen que se incorpora a la colonización biológica de la agreste costa. Interpretando la planta del restaurante se observan determinados quiebros volumétricos que permiten un encaje más ajustado del edificio en el entorno. Así se atiende no solo al respeto a lo preexistente sino también a la mejor valoración de la percepción de las vistas exteriores. Mientras hacia el lado de la ciudad la construcción se plantea como una estructura muraría cerrada y muy encajada en el terreno, hacia el mar los interiores se abren totalmente mediante un frente acristalado continuo. Al mismo tiempo la articulación de las distintas cubiertas contribuye a soldar el edificio al terreno.

El planteamiento de la sección es muy interesante para entender la manera en que el arquitecto plantea el encaje en el terreno mediante un sutil escalonamiento. La transición de cubiertas superpuestas permite enfiladas visuales y entradas de luz que enriquecen notablemente el espacio interior. Desde el vestíbulo superior por el que se accede, se puede percibir ya desde casi la puerta el paisaje de rocas y el fondo marino, mientras la luz va estableciendo contrapuntos visuales en los que se introduce también la percepción del sol y el cielo.

Una corta escalera de un tramo va dirigiendo al visitante en su recorrido al gran recinto de estancia dividido en dos partes, un pequeño bar con barra abierta a las vistas de la costa hacia la ciudad y la gran sala comedor donde las mesas se disponen ordenadamente para poder disfrutar de las perspectivas cercanas sobre los apilamientos de rocas en el contorno. En ese interior intimista se puede observar también el cuidado y esforzado diseño de los elementos de carpintería. Un conjunto de panelados, tablazones y ventanales de madera de caoba oscura, cuyas formas nos rememoran elementos decorativos wrightianos. Las referencias a Frank Ll. Wright se extienden a la composición de los basamentos de hormigón, que recuerdan ideas surgidas en las llamadas Usonian Houses.

El origen del restaurante Boa Vista proviene de un concurso patrocinado por el Ayuntamiento de Matosinhos en 1956 para dotar a esta parte de la costa con un sistema de equipamientos que permitiera el aprovechamiento de la costa y, especialmente, la contemplación del espectáculo que ofrece el mar en ese punto. El encargo fue ganado por el arquitecto de Oporto Fernando Tavora. Sin embargo, un compromiso de viaje le impediría ocuparse directamente del trabajo por lo que esa responsabilidad acabaría recayendo en Álvaro Siza, que entonces formaba parte de su equipo de colaboradores y en cuya oficina trabajaba.

Texto: Federico García Barba

Plataforma exterior en contacto con el mar. Foto: Leon L, Flickr
Vista de la costa de Matosihnos desde la Casa de Té. Foto: Maurizo Mwg, Flickr

Más información:
Casa de Té Boa Nova. Álvaro Siza. Plataforma Arquitectura 03/07/2012
Crear el lugar. El restaurante Boa Nova. Ángel Melián. Profesor de Proyectos de la ETS de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria

Emplazamiento: