Vista aérea de la zona de Coconut Grove al sur de Miami con el nuevo edificio The Grove propuesto por Bjarke Ingels Groep en 2013.
Una de las regiones más interesantes de la Tierra es aquella que se desarrolla entre los paralelos terrestres 20º y 40º; tanto en el hemisferio norte como en el sur. Es el espacio geográfico subtropical, un territorio que cuenta con las mejores características climáticas para el asentamiento humano, con temperaturas agradables y estables a lo largo del año, así como una humedad relativa favorable al florecimiento de la vida. Si consideramos además solo los espacios costeros bañados y refrescados por corrientes transoceánicas -como el Gulf Stream en el Atlántico- la situación y las posibilidades para un desarrollo urbano son, si cabe, todavía mejores.
Ahí, en esas localizaciones terrestres del planeta se han desarrollado una serie de ámbitos metropolitanos que, en los últimos cien años, han experimentado un desarrollo económico y social sin precedentes. En el hemisferio Norte, podemos enumerar lugares como Hong Kong, Shanghai y Taipei en Asia; Los Ángeles, Houston Nueva Orleans y La Habana en Norteamérica y el Caribe; o Casablanca, Málaga, Baleares. Palermo El Cairo yTel Aviv en la cuenca mediterránea.
Como ocurre también -y especialmente- en la costa este de Estados Unidos, entre Palm Beach, Fort Lauderdale y Miami, en la península norteamericana de la Florida. Esta es una de las regiones urbanizadas más florecientes del mundo hoy en día.
Localización de las principales ciudades existentes en el espacio planetario subtropical. esquema elaborado por el Twenty Degrees Institute
Hace ya unos cuantos años tuve oportunidad de conocer Miami, ese espacio metropolitano de lujuriosa vegetación, innumerables campos de golf, extensas urbanizaciones residenciales y autopistas generosas. En esa visita, de una semana escasa, apenas logré entender el complejo funcionamiento de una ciudad en la que la población vive apartada en sus casas unifamiliares rodeadas de jardines y que se solía relacionar colectivamente, en ausencia casi de espacio público, en una pléyade de centros comerciales diseminados por todo el territorio construido. Recuerdo esa curiosidad norteamericana de numerar desde cero y hacia los cuatro puntos cardinales las vías que componen la cuadrícula de los llamados condados a partir de un centro urbano fundacional.
Hoy, Miami es el foco de una de las metrópolis más relevantes de la costa Este norteamericana. Un vibrante y todavía joven espacio urbanizado, repleto de jubilados norteamericanos e inmigrantes procedentes de las naciones caribeñas y del sur del continente. Una característica demográfica que le confiere una identidad referencial para todo lo que se relacione con lo latino (allí, actualmente, un 60% de la población habla español). Esa ciudad tiene un perfil cosmopolita y hedonista, en el que las actividades económicas han ido mutando con el paso del tiempo desde el retiro dorado y el turismo playero para las clases medias norteamericanas hacia una potente concentración en los servicios financieros, la industria cultural y el entretenimiento de masas.
La franja urbanizada al sureste de la Florida es un ámbito terrestre que alcanza los 16.000 km2. Es un espacio casi plano de terrenos bajos -y en muchos casos, bajo el nivel del mar- que se caracteriza por la presencia masiva de agua en el subsuelo, junto a inundados pantanos de superficie. Hacia el Oeste se encuentra el inmenso parque natural de los Everglades, un territorio con una gran riqueza faunística ligada a lo acuático. Esa gran ciénaga que ocupa gran parte de la península es una superficie geográfica que se constituye como una gran barrera ecológica a la colonización urbanística y que caracteriza su despoblado centro. En la costa, la urbanización se aceleró a lo largo del primer tercio del siglo XX; y a partir del desecado de grandes superficies que se destinaron al despliegue de una agricultura masiva. Se trataba también de lograr el control de las plagas de mosquitos y el apartamiento de las especies biológicas habituales en este tipo de ecosistemas. Allí, la colonización territorial se produjo a través del reparto del terreno en base a la característica estructura de malla en cuadrícula, impuesta en gran parte de Estados Unidos como consecuencia de la legislación basada en el Land Ordinance Act, adoptada por su Continental Congress en 1785. Später, en la costa de Florida se han ido añadiendo paulatinamente numerosos espacios totalmente artificializados que ocupan, a modo de islas, las aguas litorales poco profundas. En esa banda costera de 150 kilómetros de largo y ancho variable se despliega una población de más de cinco millones y medio de habitantes, con una mayor concentración en su extremo sur en torno a la ciudad de Miami. Su doble centro urbano se sitúa alrededor del maravilloso entorno paisajístico de la bahía de Biscaine, y se define por los enclaves del Downtown y South Beach. Este es uno de los espacios más densos y cosmopolitas de Estados Unidos, caracterizado por barrios con una idiosincrasia propia e identificable como Little Habana y Coral Gables. O también el llamado Art-Deco District en la franja arenosa de Miami Beach. un territorio de la metrópoli americana que muestra una gran pujanza poblacional y se define al norte y al sur por cursos de agua como el Little River y el río de Miami.
Vista nocturna de satélite de la península de Florida con el territorio urbano resaltado por la iluminación
Distribución de la población en la zona central de Miami. En amarillo las zonas de mayor densidad. IMAGE. Navteq-Openstreetplan para The Plan
Hasta comienzos del siglo pasado, el área del sur de Florida era un territorio marginal cenagoso caracterizado por la presencia de numerosos pantanos insalubres y un clima húmedo bastante desagradable. Hacia 1880, se establece hacia allí la primera conexión ferroviaria entre la ciudad colonial de Saint Agustine y las principales urbes históricamente consolidadas de la costa Este, situadas más al norte. A finales del siglo XIX, esa línea ferroviaria alcanzaba primero, Palm Beach y luego llegaría hasta el área de Miami.
Es, en la década de 1920, cuando algunos promotores inmobiliarios se fijaron en ese espacio costero casi desértico como una oportunidad excelente de negocio. Un territorio virgen que podía convertirse en un lugar privilegiado para aquellos amantes del disfrute del mar y el sol. Tras el éxito fulgurante de Palm Beach, algunos se concentraron más al Sur para desarrollar masivamente sus apetencias especulativas. Durante unas cuantas décadas se fueron añadiendo espacios urbanizados en ese espacio litoral que, a todos los efectos, funcionaban casi como suburbios de las ciudades del norte, como Chicago o Nueva York.
Según Paradise Planned, la enciclopédica y mastodóntica obra de Robert Stern, David Fishman y Jacob Tilove sobre la génesis y desarrollo mundial de los suburbios, el desarrollo de Florida fue motivado por las líneas ferroviarias y la necesidad de promover viajes. Allí, fue el resultado de la estrategia de colonización de la península, propiciada por Henry Morrison Flagler mediante la construcción e implantación progresiva hacia el sur de su Florida Overseas Railroad. In Palm Beach, Flagler construiría el Royal Poinciana Hotel en 1894 con el objetivo de atraer visitantes y viajeros al lugar.
Residencia en estilo Pioneer Colonial en Coral Gables. John Pierson, John y Coulton Skinner arquitectos, 1926
Vista del espacio acuático de la bahía de Biscayne en el área metropolitana de Miami.
Las redes de autopistas principales que forman la estructura de accesibilidad rodada se adaptan casi totalmente a la estructura de retícula cuadrada definida por la colonización territorial, formando un espacio viario central fuertemente jerarquizado. Un esquema que se polariza en torno a dos grandes nudos que se apoyan en la Interestatal I-95, un viario orientado de norte a sur que conecta gran parte del Este de Estados Unidos. Ambas infraestructuras son cruces a múltiples niveles, tanto en Overtown al Sur como en el de la calle 40 más al norte, y que permiten la distribución viaria y el acceso perpendicular, tanto hacia Miami Beach como hacia el aeropuerto. Conectan con la gran plataforma de la Fl-395 o la serpenteante Dolphin Expressway, situada más al Sur. Ésta es una amplia autopista para la que se han reservado generosos espacios que permiten en algunos tramos un tratamiento ajardinado de su berma central y bordes. Se mejora así, de alguna manera, la funcionalidad viaria a sus usuarios a pesar del intensísimo tráfico. Su extensa sección de 10 carriles ofrece una experiencia visual relacionada con los grandes edificios en la perspectiva larga. Hoy en día, es también destacable la cercana presencia y casi centralidad de su enorme aeropuerto, lo que junto a esa potente red de autopistas existente, define una movilidad intensa orientada prioritariamente al vehículo privado.
No obstante, y a pesar de ello, el condado de Dade, y especialmente su área urbana central, cuenta ya con una destacable -aunque claramente insuficiente- oferta de transporte público. En su zona más abigarrada y vital, estos servicios están presididos por dos futuristas monorraíles elevados de tracción eléctrica: ER Metromover, gratuito y al servicio de la zona del Bayfront y MetroRail entre el centro comercial Dadeland Mall y la zona de Hialeah hacia el noroeste. En contraste, el servicio de autobuses, aunque existe, es bastante deficiente, incapaz de atender con comodidad una posible demanda de usuarios de bajos recursos. Algo que es una característica típica de la ciudad americana, que expresa una tendencia hacia la desigualdad y el rechazo de lo público colectivo. Y que, en contraste, potencia extremadamente el vehículo privado y genera así situaciones de congestión y atasco en determinados puntos de la red viaria que son insolubles.
Cruce de autopistas a distintos niveles en Overtown
Pero Palm Beach, la semilla que propiciaría el desarrollo turístico de Miami, fue más el resultado de la voluntad de Paris E. Singer, heredero del imperio de las famosas maquinas de coser. Allí quiso hacer una réplica americana de su añorada Riviera francesa, usando modelos arquitectónicos inspirados en los existentes en pueblitos y ciudades costeras, tanto italianas, como españolas y marroquíes. Para su diseño urbano y la proyectación de algunos edificios significados, tuvo la colaboración del arquitecto y urbanista Addison Mizner. Ellos fueron los que crearon esa forma de colonización turística costera que tanta influencia y éxito tendría luego en muchos lugares inspirados en esa ensoñación ecléctica de lo mediterráneo. Una mansión como la famosa Mar A Lago, diseñada allí por el propio Mizner en 1923 junto a Marion Syms, epitomiza el estilo y la voluntad de ostentación exótica que caracteriza el conjunto de edificios residenciales que los más acaudalados residentes quisieron expresar en ese lugar. Una arquitectura rimbombante de carácter hispano o neo mudéjar, mezclada con incorporaciones estilísticas extraídas de Portugal, Viena y Venecia, Y que debe mucho al sello de su cliente, Marjorie Merriweather que no dudó en incorporar numerosas piezas y detalles artesanales reflejo de su gusto personal, un estilo con atisbos decorativos de un orientalismo suntuoso en exceso.
Mar A Lago, una de las típicas y más famosas mansiones de Palm Beach. Adisson Mizner y Marion Syms Wyeth arquitectos, 1923
Algo de estas formalizaciones exóticas, inspiradas en arquitecturas tradicionales procedentes de diferentes partes del mundo, pude experimentar personalmente en el barrio de Coral Gables, que hoy forma parte de la zona central de la ciudad de Miami. Sin tener idea de lo que allí había, unos amigos me llevaron a ver ese enclave. Me pareció un lugar maravilloso presidido por una densa vegetación tropical que todo lo envolvía; y en el que a cualquiera le apetecería pasar gran parte de su vida. Aquellos lujuriosos árboles me dieron la impresión de estar ante una selva domesticada, preparada para el disfrute y el placer visual de aquellos que tenían la suerte de habitar en sus cómodas y espaciosas casas.
Coral Way. Paseo de Banyanos (Ficus citrifolia) en Coral Gables
Coral Gables fue fruto de la visión y ambición que tuvo George Merrick, otro promotor inmobiliario, heredero en 1911 de una finca de 65 Has. destinada al cultivo de naranjas. In 10 años se haría con otras 1200 hectáreas más para construir prácticamente una nueva ciudad al sur de Miami y conectada por tranvía, en lo que hoy se conoce como Coral Gables. Para llevar adelante lo que el mismo consideraba una idea fantástica y disparatada, contrató al urbanista de Chicago, Frank Button.
El plan urbanístico de Button se estructuró en varias fases y se definía como un sistema de manzanas rectangulares destinadas a viviendas unifamiliares rodeadas de densos jardines. Y también, esa trama regular proyectada para una distribución racional del terreno se atravesaba por algunas eventuales calles en diagonal y grandes avenidas serpenteantes. Todo ello, aderezado por una preocupación notable en los detalles formales de la edificación y un intenso ajardinamiento público. In 15 años, se plantaron allí más de 50.000 árboles, tanto en sus calles y jardines privados como en parques y coquetas plazas, que dotan al conjunto de un sabor especial a ese espacio público accesible. La red viaria se caracteriza allí por la generosidad de sus secciones, en las que las bandas verdes en las aceras están tratadas con grandes arbustos y árboles de porte. De tal manera que establecen un filtro entre las superficies reservadas a las bicicletas y caminantes y las calzadas destinadas a los vehículos.
En el diseño de Coral Gables se puso un especial cuidado en la colocación estratégica de recoletas plazas en las esquinas y encuentros singulares entre calles y avenidas; también pequeños parques y entradas formales a modo de puertas de acceso que establecen los límites del nuevo espacio urbano. Todo ello, complementado con varios campos de golf y reservas para edificios colectivos como escuelas, iglesias, biblioteca y centro comunitario. Así mismo, la idea de utilizar los campos de golf como espacios libres centrales de la urbanización constituyó entonces una novedad que enriquecía notablemente la calidad ambiental del gran espacio suburbial que se quería generar. In 1925, se estableció una primera conexión con tranvía desde el centro de Miami hacia Coral Gables, integrando así la nueva adición urbanística al desarrollo más amplío que se estaba produciendo en la zona.
La configuración de Coral Gables se prolonga de alguna manera en su arquitectura. Y su estilo representativo se sedimenta en el carácter esencialmente mediterráneo establecido para Palm Beach años antes. Con el tiempo, se fueron incorporando numerosas aportaciones formales exóticas, denominadas con epítetos rimbonbantes que hacían referencia a lugares lejanos. Como French Normandy, Dutch South African, Neopolitan Baroque, etc.
Es un esfuerzo colectivo de numerosos arquitectos bajo la tutela de Denman y George Fink, dos parientes de Merrick que tuvieron la responsabilidad de establecer unas pautas formales arquitectónicas comunes para todo lo que allí se iba produciendo en esos años. Eran normalmente promociones no muy numerosas de casas parcialmente adosadas o aisladas como las que construyeron John y Coulton Skinner o el mismo Marion Syms, autor de Mar A Lago. Y a las que Robert Stern atribuye un encanto coqueto sin igual en otras parte de Norteamérica.
Vivienda unifamiliar en San Vicente St, perteneciente a la Dutch South African Village. Marion Syms, 1926
Fachada del hotel Breakwater en el Art Deco District, diseñado por el arquitecto yugoslavo Anton Skislewicks en 1936
Otro episodio arquitectónico de la ciudad de Miami es el que representa la presencia del estilo Art Deco, esa forma decorativa relacionada con la modernidad que se inició en el París de entre guerras. El conjunto de piezas existentes de arquitectura Art Deco en Miami Beach ha supuesto un instrumento de enorme eficacia para la puesta en valor de una parte relevante de la ciudad. Siguiendo la estela formal de arquitecturas emblemáticas y más potentes como el Chrisler Building de Nueva York, en 1930 algunos promotores y arquitectos empezaron a construir un enclave original de vacaciones al sur de la franja arenosa de Miami Beach. Fue una forma peculiar y divertida de plantear una nueva ciudad turística junto a la inmensa playa. Eran edificios bajos caracterizados por fachadas aerodinámicas y de coloraciones eléctricas y apasteladas. Son piezas alineadas y bajos accesibles a lo largo del Ocean Drive, con un estilo carismático. Años atrás, se han reaprovechado inteligentemente para lanzar una marca específica de ocio ligado a la ribera del mar y que ha tenido un éxito popular extraordinario. En la mayoría de esos edificios se ha realizado una puesta en valor de sus elementos formales, como recurso propagandístico. Todo ello, se apoya en el mantenimiento de sus detalles característicos, tanto en su exterior como en el interior, colocando nuevos espacios para piscinas, terrazas y cafeterías ligadas a un territorio urbano peatonalizado que funciona como lugar de encuentro y paseo.
Algunos edificios del Art Deco District son más reconocidos que otros. Como el Hotel Breakwater del arquitecto yugoslavo Anton Skislewicks, que se ha constituido como un icono representativo de la zona con sus características fachadas coloridas y sus iluminaciones de neón. O el también destacado Victor Hotel, una obra de 1937 de Murray Dixon. Y muchos otros pequeños edificios que presentan al paseante sus fachadas alineadas en tonalidades suaves verdes, azules y rosadas.
Hoy, el conocido Art Deco District es un potente y atractivo centro turístico, especializado en el ocio del llamado colectivo LGTB (Lesbian, Gay, Transexual and Bisexual), que tanto caracteriza a las ciudades más creativas, de acuerdo al criterio del reputado sociólogo Richard Florida.
The Atlantis Condominium. Edificio de viviendas de lujo en Biscayne Bay. Hervin Romney, Bernardo Fort Brescia y Laurinda Spear. Arquitectonica, 1982
En los años 70, Miami adquirió un sello distintivo como enclave para una arquitectura tropical característica. La recuperación de aquella arquitectura Art Deco situada en Miami Beach, actuó como revulsivo artístico y supuso entender el valor que peude aportar una arquitectura con aspiraciones formales. Como se ha remarcado, permitió la generación de un interesente atractivo cultural que ha tenido un enorme éxito como reclamo turístico. Así surgiría una nueva generación en la producción de arquitecturas distintivas. Como los edificios de condominios proyectados primero, por el grupo Arquitectónica, luego la asunción de las ideas del llamado New Urbanism desde su difusión por Andrés Duany y Elizabeth Platter. UND, finalmente, el desembarco de muchos de los llamados Stararquitects que han dado al conjunto de Florida un especial marchamo cultural como contribución identitaria al potente desarrollo económico de ese espacio metropolitano.
Así, en los últimos años, han acabado recalando allí numerosos arquitectos reconocidos internacionalmente, para producir obras que añaden seducción mediática y glamour cultural. Es el caso del equipo Herzog&DeMeuron, DASS, en South Beach, han construido el denominado 1111 Lincoln Road, en 2010. Un curioso edificio de aparcamientos en altura en el que los propios vehículos se constituyen como parte del espectáculo. O el complejo de lujo llamado Faena House de Foster Ass. Más recientemente ha aterrizado también el joven y mediático danés Bjarke Ingels para definir la imagen de The Grove, un gran centro de usos mixtos en Grand Bay.
Aparcamientos en 1111 Lincoln Road. Herzog&DeMeuron, 2010
Plano general de ordenación del Masterplan para Coconut Grove. Sasaki Associates, 2008
La ciudad de Miami sigue trabajando en la mejora constante de su calidad espacial y urbanística. Uno de los últimos ejemplos de ese esfuerzo es el Masterplan para la remodelación y mejora paisajística del Coconut Grove Waterfront, aprobado por la City Comission en julio de 2008. Un trabajo de la consultora Sasaki Associates que busca mejorar una parte del frente litoral del gran conglomerado urbano añadiendo nuevo espacio abierto en contacto con el mar y áreas de recreo para embarcaciones y bañistas. El plan incluye un cuidadoso estudio de los recorridos peatonales y ciclistas así como un tratamiento de la vegetación que mejora las cualidades ambientales de un entorno ya privilegiado.
Propuesta para el nuevo Museo en Miami de Arte Contemporáneo Latinoamericano (LAAM). Fernando Romero, FR_EE Arquitectos, 2014
La consolidación de Miami como polo cultural ha sido intensa en la última década con la aparición de numerosas galerías de arte, coleccionistas y museos de todo tipo. La instauración allí de la feria Art Basel ha sido el espaldarazo definitivo para su consolidación como polo cultural de referencia internacional. Una nueva aportación en este sentido es el Pérez Art Museum of Miami, también firmado por Herzog&DeMeuron y que recoge la esplendida colección de arte contemporáneo de Jorge Pérez.
Lo interesante de la evolución actual de la región metropolitana de Miami es su creciente enfoque hacia la oferta cultural de máxima calidad, el arte contemporáneo y la promoción de arquitectura mediática. Una estrategia económica que complementa otras actividades potentes y consolidadas desde hace tiempo alrededor de la industria del turismo y el entretenimiento de masas.
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Twenty Degrees Institute. Laboratory for Planning and Architecture LPA
Civic Class in Coral Gables. New York Social Diary 31/08/2010
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