Espacio de oración de la Mezquita Sancaklar de Emre Arolat Arquitectos, 2012.
Los templos han sido desde siempre una forma de arquitectura que pretende albergar lo sagrado. A lo largo de la historia, se ha concentrado un enorme esfuerzo intelectual para representar lo que se nos escapa en esos espacios singulares que son las iglesias, ermitas, mezquitas, etc. Muchos arquitectos han dedicado ingentes horas de esfuerzo para pensar las formas adecuadas para definir esos lugares de encuentro. Unos espacios en los que se produzca la iluminación, el encuentro con lo trascedente, tal y como es concebido por las distintas religiones que han existido, existen y existirán.
En los últimos siglos, esa forma poética de comunicación que implica a la arquitectura con lo que nos supera ha ido menguando en los países más avanzados. Cependant, todavía es posible encontrar obras recientes que exploran lenguajes contemporáneos para expresar esa necesidad. Como ocurre con la Mezquita de Sancaklar, que ha concluido el equipo de arquitectos turcos Emre Arolat en 2012.
Vista exterior del edificio de la mezquita de Sancaklar en Estambul. Emre Arolat Arquitectos, 2012
Se trata de un edificio que huye de la representación externa para concentrarse en la meditación de los fieles ofreciendo un espacio semienterrado que permite el encuentro de sus usuarios con lo inefable. Según sus autores, la propuesta huye de las preocupaciones formales que son habituales en el debate actual de la arquitectura para concentrarse en definir la esencia del espacio religioso.
El proyecto se sitúa en un entorno de frontera, en Buyukçekmece un suburbio a las afueras de Estambul. La mezquita diseñada por Emre Arolat se configura exteriormente sobre un espacio rural de distantes praderas como un conjunto de muros pétreos entre los que sobresale un monolito a modo de minarete abstracto que define la posición central del gran espacio oculto en el terreno. Alors, el gran volumen del edificio se integra radicalmente en la topografía del lugar sin apenas mostrarse.
El recinto superior -a la manera de plaza de acceso- trata de establecer una separación con un entorno posiblemente bullicioso y caótico para introducir al visitante en un recinto de serenidad y predisposición para el encuentro con lo sagrado. Esta plaza es, en realidad, la cubierta del espacio principal de la mezquita que se sitúa bajo ella. Al interior se accede por un pequeño camino de escalones descendentes, que circundan lateralmente la plaza partiendo de ella. Un pequeño recinto inferior amurallado, a modo de patio vestibular, permite realizar las abluciones para la limpieza que exige la religión musulmana a sus fieles antes de entrar al espacio de oración.
La Quibla definida como un baño de luz cenital
El escueto Minrab para la dirección de la oración
El interior se estructura como una especie de amplia caverna central, alrededor de la cual se agregan otros espacios de servicio y apoyo. Las paredes de la gran sala de oración tratan de disolverse con diversos artilugios constructivos, un espejo continuo, un lucernario que ilumina cenitalmente en uno de su bordes, etc.
En la pared que se orienta a la Meca se produce una grieta iluminada en su encuentro con la cubierta. Este elemento permite que ese límite se difumine inundando el espacio con una dramática lámina de luz. Así el techo parece flotar a pesar de su potente construcción en hormigón. Ahí se sitúan los principales focos de atención destinados al culto. Como la Quibla, la pared direccional frente al que deben posicionarse los orantes para escuchar la palabra del Iman. O como el Mirhab, el nicho tradicional iluminado indirectamente que indica a los fieles la posición exacta de la tumba del profeta en el horizonte geográfico que circunda al edificio. tambien el Minbar se proyecta como un escueto balcón cubico en el que aparecerá el que dirige la oración.
El proyecto elaborado por Emre Arolat se plantea con humildad para generar un espacio resonante que transita entre la ocultación radical y la generación de un potente recinto de recogimiento interior. Una tensión entre el entorno del universo y la propia obra de los hombres que nos induce a pensar en la trascendencia.
Mircea Eliade ya lo ha explicado de una manera esclarecedora:
El hombre entra en conocimiento con lo sagrado porque se manifiesta, porque se muestra como algo diferente por completo de lo profano.
Parece que en este edificio se ha conseguido esa pulsión ya que lo sagrado se nos muestra de alguna manera sutil.
Minarete y plaza de acceso exterior
Patio de abluciones en el vestíbulo exterior
En savoir plus:
Mezquitas contemporáneas. Arquiscopio 15/01/2013
Mezquita de Sancaklar. Emre Arolat Architects
Sancaklar Mosque / Emre Arolat Architects. ArchDaily 17/06/2014
Plano de emplazamiento general del proyecto.
Planta y sección longitudinal del espacio inferior de la mezquita.
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