Edward Burtinsky es un fotógrafo canadiense que tiene una especial predilección por los paisajes devastados por los desechos y la basura. Sus fascinantes fotografías nos muestran el resultado final de destrucción territorial al que conduce inexorablemente el proceso capitalista en curso. Junto a la ciudad de Chittagong en Bangladesh existe un lugar que ha sido fotografiado por Burtinsky y representa ese futuro de decadencia que ya es hoy presente.
Las ruinas contemporáneas que Burtinsky representa en sus imágenes se sitúan en diversos lugares del mundo. Esos espacios de la devastación ambiental, llenos de escorias y que son una expresión manifiesta de la alarmante expansión de la insostenibilidad en el planeta que habitamos. Una transformación territorial negativa que se localiza alejada de las rutas turísticas al uso y ocultada sistemáticamente por los medios de comunicación de masas.
Un ejemplo de esta situación es el que presenta este fotógrafo en Chittagong. Allí se ha generado un espacio productivo especializado en el desmontaje de las grandes estructuras de acero obsoletas de antiguos buques de transporte de mercancías. Dos razones han propiciado esta focalización: por un lado, la gran cantidad de residuos peligrosos que se desprenden del proceso de desguace han hecho que esta actividad se rechace radicalmente en las regiones avanzadas del planeta. Por otra parte, los misérrimos costes de la mano de obra en Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, hacen que el troceamiento de estas gigantescas estructuras sea allí un negocio de alta rentabilidad basado en la precariedad de las personas.
En un espacio costero de aguas poco profundas han ido a encallar centenares de barcos en los que trabajan decenas de miles de personas para realizar su desmontaje en unas condiciones dificiles. Esa especialización espacial se aceleraría a partir del proceso de reconversión de la flota petrolera desde hace más de veinte años. Ello sería consecuencia de la catástrofe del Exxon Valdez, un accidente desastroso que significó el derrame de más de 40.000 toneladas de petróleo sobre la costa de Alaska y produjo la destrucción biológica de un entorno virgen hasta entonces. A partir de entonces, las grandes empresas aseguradoras rechazaron continuar el aseguramiento de barcos de casco sencillo, aquellos que corrían un mayor riesgo de siniestro frente a los que contaban con doble protección exterior. Con ello propiciaron la obsolescencia de muchos de ellos. Y, en consecuencia, hubo que desguazar muchas grandes naves en un corto período de tiempo.
En 2001 Burtinsky viajaría a Chittagong, en la costa de Bangladesh para contemplar el lugar final de recalada de estas grandes moles metálicas. Allí fotografió ese espectacular cementerio costero donde son desguazados esos grandes buques petroleros que no se consideraban útiles ya para el transporte de combustible. Un escenario fantasmal por el que pululan miríadas de trabajadores armados de pequeños y frágiles equipos de soldadura con los que van troceando paulatinamente las grandes masas de acero.
La costa de Chittagong es un lugar con un alto contenido poético, en el que se refleja la gran tragedia contemporánea del deterioro planetario. Un drama que crece amenazante para la humanidad sin que hoy nadie sea capaz de encontrar un cauce de esperanza que nos conduzca a un futuro mejor más allá del apocalipsis.
Más información:
Un planeta en el precipicio. Las fotografías de Edward Burtynsky. Kisa Lala, Huffington Post
Edward Burtynsky. Photographic Works
Bajo la alfombra presenta: Chittagong. Basurama Blog
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