El mes de junio de 2015 se ha fallado la segunda fase del concurso para la nueva sede del museo Guggenheim en la ciudad finlandesa de Helsinki. Entre 1700 participantes ha resultado seleccionada la propuesta del equipo parisino encabezado por los arquitectos Moreau Kusunoki.
Una propuesta que revela la creciente debilidad de los procesos contemporáneos para la producción de arquitectura de calidad.
Perspectiva dibujada del área de Eteläsatama con la inclusión del futuro edificio en el sistema portuario preexistente
Este concurso es un ejemplo de la preocupante deriva a la que ha ido descendiendo el panorama internacional de la arquitectura contemporánea. Tomando como referencia el enorme éxito de la sede bilbaína de Guggenheim, proyectada por el americano Frank Gehry, numerosas ciudades se han embarcado en la repetición irreflexiva de la formula. Muchos responsables políticos y económicos interpretan ese modelo singular como una metodología segura para garantizar la mejora y renovación del atractivo urbano.
Así, en las últimas décadas, se ha producido una enorme producción de edificios espectaculares e irracionales en una suerte de construcción de escenarios gigantes mediante tecnologías baratas y poco sofisticadas. Todo ello, basado en la expansión creciente de las posibilidades que ofrecen los programas de diseño digital para la definición de imágenes tridimensionales convincentes.
A la propuesta de Guggenheim para Bilbao ha seguido una propuesta similar en el emirato de Abu Dhabi que se lanzó en 2006 y todavía no ha podido materializarse en un edificio concreto debido a dificultades de todo tipo. Y ello a pesar de contar con un diseño espectacular de Gehry e importantes recursos económicos. Formaba parte de una propuesta de distrito cultural para aquella ciudad del Golfo Pérsico, como enclave museístico que incluía otros dos edificios singulares (uno de ellos para la filial del Louvre firmado por Jean Nouvel).
En el caso de Helsinki, se ha optado por la modalidad del concurso abierto para lograr una arquitectura significativa. A esa competición internacional lanzada en 2014 se han presentado más de 1700 equipos participantes provenientes de todo el mundo. Un esfuerzo de trabajo de diseño arquitectónico brutal ofrecido de una manera altruista y que supera los 25 millones de €uros, si se hace un cálculo conservador. Para aquellos que han concurrido, este evento es una suerte de lotería profesional. Una situación muy preocupante, que se aproxima a la aleatoriedad en el proceso de decisión para elegir una propuesta específica. Solo analizar con rigor y seriedad la conveniencia y adaptación a las bases de esa cantidad de ideas arquitectónicas, puede llevar un tiempo muy dilatado (en este caso, todo el proceso ha durado más de un año).
Vista nocturna del edificio proyectado sobre el fondo del igualitario entorno construido, producto de la trama regular del centro histórico de Helsinki
Y, sin embargo, el resultado no puede ser más descorazonador: Una propuesta mediocre consistente en una serie de seis pabellones revestidos en madera oscurecida y rematados por una pequeña torre con cubierta acristalada a modo de faro en el que se ubica un pequeño restaurante. La idea ganadora se sitúa sobre la plataforma costera de Eteläsatama en la zona central portuaria, cercana al centro histórico de Helsinki. Sobre una geometría en planta que prefigura una pequeña ciudad compuesta de bloques entrelazados, estos pabellones de forma irregular se rematan con cubiertas alabeadas. A su vez, se interconectan mediante un espacio continuo e informe que no jerarquiza ni estructura el posible sistema de recorridos. Una característica que incidirá seguramente en la confusión de los visitantes a esta infraestructura museística. Tampoco ofrece un dialogo convincente con la masiva y monumental fachada al mar de la ciudad; como si ocurre con el magistral Finlandia Hall de Alvar Aalto, junto a Tölöviken al otro extremo de ese carismático centro urbano.
En el caso de la propuesta ganadora de los franceses Moreau Kusunoki Architectes, gran parte de la estrategia de venta de la idea se ha fiado a unas imágenes muy formalizadas y sugerentes. Se trata de una característica relavante de la última producción arquitectónica. Una suerte de marketing profesional que lo fía todo a una prefiguración hiperrealista de los objetos construidos y su encaje en el entorno existente. Y ello, sin entrar en la consideración de otros factores relevantes, como la funcionalidad de los espacios, el orden formal, la posibilidad real para su construcción o la materialidad real que surja. Se relvela así la ausencia de un relato arquitectónico realmente convincente.
El famoso efecto Guggenheim es un recurrente motivo para la producción de edificios espectaculares. Muchos lo consideran como una manera ideal para estimular el desarrollo económico de las ciudades. Sin embargo, aquel caso ocurrido en la metrópoli vasca fue consecuencia de una conjunción única producto de las especiales condiciones de ese entorno geográfico, económico y cultural. Es una estrategia difícilmente replicable que está llevando a numerosos fracasos como evidencia el caso de Abu Dhabi, cuya construcción todavía no ha podido arrancar.
La consecución de arquitectura relevante es un proceso difícil y que no se adapta con facilidad a formulas preestablecidas. Es precisa una integración de los objetivos urbanísticos y económicos con la valoración cierta de la capacidad de los arquitectos para entender el conjunto de condiciones que influyen en la idiosincrasia de los lugares concretos. Algo muy difícil de conseguir. Y más aún, sin una inversión real, apostándolo todo a una aleatoriedad en el campo de las ideas.
Recreación del espacio de acceso al edificio a modo de plaza junto al mar
Περισσότερες πληροφορίες:
Guggenheim Helsinki Winning Proposal. Moreau Kusunoki Architectes. Archdaily Jun 23 2015
Guggenheim Helsinki Design Competition. Winners
Lacking Spark. Guggenheim Helsinki. The Economist. June 27th 2015
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