Pasarela de acceso al Castillo de La Luz desde el edificio de servicios semienterrado. Foto: Roland Halbe.
Rehabilitar hoy una fortificación para usos renovados es una tarea compleja. Sus sistemas constructivos originales son muy diferentes a los que son habituales y acostumbramos en la arquitectura contemporánea. Por ello, la mejor estrategia es la de la inserción de lo nuevo respetando la integridad de lo heredado.
Como han hecho Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano en la reutilización del Castillo de la Luz en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Una adusta estructura militar que se ha convertido en la sede de la Fundación Martin Chirino.
Plano de emplazamiento en la ciudad y maqueta del castillo de La Luz
El Castillo de la Luz constituyó una pieza fundamental para la defensa de la ciudad de las Palmas de Gran Canaria frente a los recurrentes ataques de piratas berberiscos, franceses, holandeses y británicos a partir del siglo XVI. Hoy, habiendo perdido su utilidad defensiva, es parte esencial de la memoria histórica de Gran Canaria y, por extensión, del archipiélago canario. Durante mucho tiempo ha sufrido un abandono innecesario que ha supuesto múltiples saqueos e incendios de sus interiores. Es algo, no obstante, en consonancia con su pasado militar.
En sus orígenes aquel lugar era una baja arenosa en el istmo de la Isleta, rodeado de agua casi por todas partes. Allí se construyó el primitivo castillo. Era el punto que comunicaba el mejor fondeadero de la bahçia de las Isletas con la incipiente ciudad situada hacia el Sur en la desembocadura del Guiniguada. Hoy esa pequeña fortaleza está en un entorno geográfico completamente transformado. El edificio se emplaza en un pequeño espacio vacante rodeado por una trama densa de edificios al Norte y por las instalaciones portuarias al Sur. Actualmente, el tramo denominado General Balmes de la Avenida Marítima permite una contemplación cinética del monumento a aquellos que circulan por la misma. En el pasado más reciente, era un volumen masivo en un proceso de deterioro creciente flanqueado por tramos de vegetación irregular y un fondo de anodinos edificios en altura.
La historia edificada del edificio parte de una pequeña torre albarrana de planta cuadrada integrada hoy dentro del conjunto. Fue una primera actuación defensiva que el colonizador Juan Rejón construyó allí a finales del siglo XV. A mediados del siglo siguiente, la fortaleza se amplía siguiendo el mismo patrón en planta, para que sea el ingeniero militar Luis Serrano el que acabe de darle su configuración característica, con dos torretas circulares situadas en vértices opuestos.
Vistas del conjunto en su encaje en la ciudad de las Palmas de Gran Canaria
Ahí, en esa potente estructura erigida, los arquitectos se han planteado un rescate cuidadoso de los elementos constructivos originales. La labor arqueológica y de identificación de agregaciones materiales superpuestas y fechas de actuación diversas ha debido ser esencial para permitir admirar y comprender los componentes de esa obra. Al mismo tiempo, la idea proyectual de Nieto y Sobejano trata de estructurar un sistema de recorridos organizado por los espacios interiores que permita la visita secuencial de sus recintos arqueológicos. La presentación didáctica de las formas y procesos constructivos ha inducido a una especial forma de reordenación espacial en la que el recorrido es esencial. Contribuye a realzar la propuesta expositiva de los materiales encontrados, una sabia disposición de ranuras cenitales que iluminan unos interiores que se presentan como una colección de vestigios construidos.
Se trataba también de mostrar al monumento enfrentado a un entorno despejado de obstáculos, como debía ser originalmente. Para ello, los arquitectos han eliminado un falso foso perimetral -que nunca debió existir en la realidad- y que había sido añadido muy recientemente. Així, el resultado para su conformación actual se expresa en una explanada limpia de obstáculos, en la que una láminas de acero Corten se insertan sutil y humildemente para señalar el recorrido de acceso al castillo.
El conjunto se complementa con un edificio bajo rematado con una lámina de cubierta acabada en el mismo material metálico. Ahí se ha propuesto situar toda la estructura administrativa y de servicios que sirve al monumento; y facilita su visita y disfrute. El conjunto se remata con una valla perimetral de chapas del mismo acero oxidado que, de alguna manera, separa y sustrae al edificio de su complicado entorno.
Este último elemento es, quizás la intervención más discutible, ya que segrega de la propia ciudad una pieza fundamental de su historia, estableciendo una frontera a todas luces innecesaria. Parecería que haya imperado una concepción museística que conduce al aislamiento de algo que siempre ha estado integrado con naturalidad.
El cuidado y minimalista diseño del edificio de servicios anexo al monumento. Foto: Roland Halbe.
Planta y Sección del proyecto de intervención.
Finalmente, la ciudad de Las Palmas ha decidido colocar también ahí a la Fundación dedicada al escultor Martín Chirino. Un correcto complemento que va a permitir una simbiosis entre arte contemporáneo e historia urbana. Con ello, se añade un magnífico atractivo didáctico a la oferta cultural ya existente en esta urbe al borde del Atlántico.
Esta actuación ejemplar, que contribuye a potenciar los valores de la historia militar y arquitectónica de la ciudad canaria, ha sido reconocida recientemente con una Mención del Premio de Arquitectura Española 2015.
Espacios interiores en los que se observa el trabajo de rescate de la ruina de los elementos constructivos originales. Foto: Roland Halbe.
Més Informació:
Nieto y Sobejano Arquitectos. Página oficial de la oficina de arquitectura
Premio de Arquitectura Española 2015. Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España
Perspectiva del espacio interior resultante desde el recorrido de pasarelas generado. Es interesante observar el magnífico estudio de la luz cenital para realzar las texturas preexistentes y su combinación con las formas añadidas. Foto: Roland Halbe.
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