Observatorio del Roden Crater, Arizona. James Turrell, 1972
Quizás sea el patio el lugar de la heterotopía que menos elementos necesita para su definición completa, porque basta la geometría de un cerramiento: el que impone un marco construido al espacio ilimitado del cosmos. Los patios se convierten así en la representación arquitectónica del paso de la tierra al cielo, al hueco a través del cual es posible sentir la presencia del abismo donde el hombre se asoma y se reconoce siempre limitado.
Es curioso observar en muchas descripciones de patios el que éstas se sitúen con mucha frecuencia en momentos de la noche, lo hace Borges con sus catervas de cielos estrellados, o Fátima Mernissi y la capacidad de hipnosis de esa visión, o lo hace Le Corbusier al hablar de los jardines de las cubiertas de París. Patios desde este punto de vista, solo cubiertos por el espacio, cielo nocturno, momento en que se hace más evidente la presencia de ese afuera inmenso y astronómico, porque de día, como dice Borges “el sol tapa el firmamento” y evita la percepción del espacio que abarca esta especie de cerradura.
Viaje a través del patio. Flora Pescador, 1997 (pg. 125)
Jardín en el ático del apartamento De Beistegui. Parí. Le Corbusier, 1929
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Viaje a través del patio. Tesis doctoral de la Profesora Flora Pescador. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, 1997
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