Museo del Diseño OCT. Distrito de las Artes de Shenzhen. PeiZHU Studio, 2012
Los edificios se han convertido en potentísimas armas de propaganda. En algunos casos, su mera construcción supone un acontecimiento de gran alcance mediático, atrayendo la atención de numerosísimas personas a través de los medios de comunicación. Imágenes espectaculares difunden formas sorprendentes que se supone van a albergar actividades que generalmente se desconocen y que poco importan también.
En la generación de marcas globales, no solo la arquitectura sino también el arte, representan un caudal inagotable de recursos. El caso del arte reciente de China ofrece un ejemplo paradigmático a este respecto. Allí, un personaje como Ai Weiwei que supuestamente lucha por la libertad de expresión en ese inmenso país es un representante de esa ceremonia de la confusión a la que se han apuntado numerosos artistas y arquitectos.
Seguir leyendo en Pensamento Arquiscopio
Siga-nos no