Propuesta de granja vertical para una ciudad densa. Fuente: Urban Agriculture
La organización actual de nuestro mundo está basada en la especialización extrema de los territorios. Los espacios para la producción, tanto de gran parte de aquello que comemos cotidianamente como de todo tipo de mercancías y suministros, se encuentran situados a miles de kilómetros de los lugares que habitamos.
Lugares como las grandes praderas Norteamericanas o las llanuras de Ucrania son amplios territorios especializados en una agricultura industrializada. Allí unos pocos operadores altamente tecnificados producen masivamente el trigo para el pan que consumimos diariamente. En Asia, se encuentra la gran fábrica del mundo en la que trabajan cientos de millones de personas haciendo trabajos repetitivos en unas condiciones muy difíciles y extenuantes. Una enmarañada red logística de escala mundial hace el milagro del movimiento de todos estos elementos recorriendo centenares de miles de kilómetros, de unos continentes a otros.
Los complejos procesos anteriores se basan en la disponibilidad de energía sumamente barata e ilimitada, aquella que proviene del petróleo. En los próximos años este estado de cosas va a experimentar un vuelco paulatino debido a la desaparición acelerada de ese combustible esencial que se ha consumido a lo largo del siglo XX. Como consecuencia, el sistema competitivo que hemos heredado va a incentivar la lucha despiadada entre las regiones habitadas del mundo por unos recursos cada vez más escasos.
Por ello, si queremos sobrevivir ante un panorama tan preocupante, debemos pasar a fomentar estrategias diferentes de relación con el medio próximo en que vivimos. Las alternativas realmente viables pasan por el repliegue de los territorios hacia sus propias capacidades y el fomento de la cooperación entre los individuos que componen las colectividades locales. La búsqueda de la mayor autosuficiencia posible en las ciudades y regiones debe ser un objetivo ineludible. Autosuficiencia que debe comprender cuatro aspectos al menos: la energía, el agua, el transporte y los alimentos.
En lo que se refiere a la producción próxima de alimentos, se están desarrollando muchísimas iniciativas en todo el mundo orientadas a la concepción de estructuras productivas y sistemas de distribución y consumo alternativos. Por ejemplo, hay ideas curiosas para la elaboración de granjas verticales situadas en edificios que ocupan porciones reducidas de suelo.
Este año se ha publicado Agricultura urbana, espacios de cultivo para una ciudad sostenible. Un libro que hace una somera reflexión de la situación actual de la agricultura urbana de proximidad, de su grado de implantación y desarrollo en algunas ciudades del mundo. Así mismo, constituye una guía básica sobre las maneras para introducir los cultivos de autoconsumo en edificios y espacios libres locales. Proporciona ejemplos desarrollados en ciudades en las que se ha avanzado mucho en el desarrollo de estas estrategias de cooperación local.
Puede ser un buen comienzo para replantearnos seriamente nuestra relación con los alimentos, cuando más del 90% de lo que consumimos para nuestro sustento proviene de lugares alejados. Nos va a ir la supervivencia en ello.
Mas información:
Agricultura Urbana. Espacios de cultivo para una ciudad sostenible. Graciela Arosamena. Ed. G.Gili, 2012
Volver al campo sin salir de la ciudad. Anatxu Zabalbeascoa.El País, 13/10/2012
Incentivar la agricultura urbana. Entorno inteligente
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