La simbología de las Torres Gemelas

Las dos torres gemelas del World Trade Center. Minoru Yamasaki. Nueva York, 1976

Hace más de doce años, las icónicas Torres Gemelas de Nueva York desaparecían como consecuencia del mayor atentado terrorista que se conoce. Perpetrado por un puñado de fanáticos supondría un mazazo ideológico para una concepción del mundo basada en la preeminencia de la libertad, el individualismo exacerbado y la depredación extrema de los recursos.
Desde entonces, aquellas columnas gigantescas que presidían la ciudad Nueva York, uno de los templos de las finanzas mundiales, serían una ausencia reiteradamente aludida. En apenas un par de horas, uno de los símbolos recurrentes del capitalismo contemporáneo se habían volatilizado físicamente.

Después vendría una voluntad de reconstrucción y recuperación simbólica esencial para el pueblo norteamericano y los valores representados por aquel par de sencillos edificios. Durante algo más de una década se aportarían infinidad de ideas para sustituir lo que se había esfumado en el aire. En 2003 el arquitecto Daniel Libeskind ganaría un disputadísimo concurso para diseñar el edificio que viniera a reponer las torres destruidas. Le seguirían años de controversias y forcejeos políticos e inmobiliarios, teñidos por la rentabilidad económica, lo que acabaría desluciendo el carácter alegórico de su propuesta.

Freedom Tower. Propuesta ganadora del concurso internacional para el nuevo World Trade Center. Daniel Libeskind. Nueva York, 2003

La simbólica esperanza que parecía representar el diseño para la Torre de la Libertad (Freedom Tower) de Libeskind acabaría siendo sepultada por los intereses coyunturales. El One World Trade Center de los arquitectos Thomas Boada y David Childs que finalmente se ha construido, es una anodino edificio multifacetado en cristal que parecería reflejar de alguna manera el decreciente papel del imperio norteamericano en el concierto mundial. La construcción propuesta se ha convertido así en solo negocio olvidando de esa manera la carga representativa que puede provocar la arquitectura.

Sobre aquel hecho luctuoso sin precedentes se han producido infinidad de reflexiones y ríos de tinta. Son esfuerzos intelectuales que tratan de explicar que fue lo que realmente ocurrió. Una de sus derivaciones es la que se refiere a su representación artística y es sobre lo que reflexiona nuestro colaborador Yose Fernández en el siguiente artículo titulado Arquitectura, performance y terrorismo.

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