Iconos Orientales

Floating Earth. Pieza de la colección de juego de té para Alessi. Ma Yansong, 2012

La Fundación ICO de Madrid acaba de inaugurar una exposición de trabajos del arquitecto pequinés Ma Yansong. Con 35 años, Ma es el último enfant terrible que se ha incorporado al circo de la arquitectura espectáculo que nos persigue en los últimos años.

Todas sus propuestas presentan una altísima componente de impacto figurativo, tratando de reforzar el carácter de disrupción tan aplaudido en nuestros días. Como es perceptible, este arquitecto es solo otro constructor de imágenes provocadoras y visualmente fascinantes, una artesanía que coincide con los intereses dominantes de la sociedad de consumo que se apoya desde muchas instancias. Una masiva obra suya, denominada Absolute World Condominiums, acaba de concluirse en Canadá. Consiste en dos torres cuya planta elíptica se retuerce para ofrecer una imagen urbana sugerente en Missisauga, un gigantesco suburbio que compite por atraer residentes a la anodina periferia de la ciudad de Toronto. 在这种情况下, la aportación del arquitecto ha consistido en vender formalmente una operación altamente especulativa, definiendo un nuevo icono espectacular. También la firma Alessi ha aprovechado su creciente halo mediático para incorporarlo a su cuadra de diseñadores estrella. 最近, ha presentando un diseño suyo para un servicio de té y café en forma de torre, que se incorpora a la larga colección que han realizado ya para esa firma numerosos otros arquitectos. La propuesta, denominada Tierra Flotante, se compone de una serie de bandejas rutilantes de acero inoxidable, apoyadas en un tronco de piezas de caoba. Curiosamente, una especie vegetal a punto de extinguirse.
Lo más curioso de todos estos individuos es que se presentan a sí mismos con una gran dosis de cinismo. No es ninguna casualidad que haya denominado a su oficina empresarial con el provocativo título de MAD (Locos) Architects. 在这种情况下, la promoción de esta nueva marca de la arquitectura mundial se nos vende también como expresión del creciente dinamismo y poderío de China. Un país que necesita imponer una cultura de innovación que supere su imagen de fábrica mundial de bajo coste y pésima calidad.
La denominada arquitectura vanguardista que se nos enseña como la última versión de un imaginario futuro prometedor y feliz que, finalmente, solo es un recurso más para imponer colectivamente unas pautas de consumo que aceleran la destrucción que padece el mundo contemporáneo. Se secundan las torres como forma preferente de la arquitectura supuestamente más innovadora, justo una tipología que es sensiblemente la que provoca más problemas ambientales, fomentando además unas negativas relaciones sociales basadas en el individualismo más insolidario. Una deriva intelectual en la que permanece oculto el creciente exceso poblacional, ese problema intratable que va paulatinamente transformando nuestros territorios en un sistema progresivamente insostenible. Que escamotea también una importante consecuencia, la que se produce por un uso despilfarrador de recursos cada vez más escasos y que aboca a una lucha despiadada por su control y monopolio entre los países y las regiones. Y junto a esto, se difunde, con objetivos claramente ideológicos reaccionarios, una arquitectura que apoya el elitismo y las tendencias más excluyentes; unas prácticas que favorecen la dualización de la humanidad entre la minoría que dispone de exclusividades sin cuento y una creciente mayoría que no cuenta ya con recursos básicos como agua y alimentos.
Esta exposición es una muestra más de la irresponsable contribución -que nuestros políticos hacen con fondos públicos- a la distracción colectiva frente a los gravísimos problemas que padece el planeta. Peor aún, es altamente censurable y rechazable que organismos dependientes del estado español fomenten este tipo de actividades, justo cuando hay una importante merma de recursos para todo tipo de iniciativas que favorezcan de verdad el bienestar de la población.