Plataforma de observación del glaciar de Sunwapta. Sturgess Architecture y Read Jones Christoffersen Engineering, 2014. Foto: Robert Lemermeyer.
Desde siempre la construcción de las estructuras más grandes, atrevidas y espectaculares ha sido un deseo irrefrenable de la humanidad. Y, sobre todo, para aquellos que requieren la intervención de la arquitectura y la ingeniería a la búsqueda de generar marcas distintivas en la ciudad y el paisaje.
En nuestro días, la práctica del turismo -ese continuo recorrer por el mundo tratando de disfrutar de nuevas y diferentes lugares- incita a la proposición de nuevas experiencias de acceso al paisaje. Una estrategia reciente y novedosa en este sentido es la que se refiere a la realización de estructuras espectaculares. se trata de implantar elementos constructivos sorprendentes que transforman el propio entorno y crean nuevos lugares asombrosos.
Como ocurre con algunos puentes, pasarelas y miradores de nuevo cuño.
Glacier Skywalk. Sturgess Architecture y Read Jones Christoffersen Engineering, 2014. Foto: Robert Lemermeyer.
Los puentes han solido representar a lo largo de la historia el refinamiento máximo de las técnicas estructurales y constructivas para salvar el vacío y reconfigurar así el espacio geográfico mejorando la accesibilidad general. Pero es que estas infraestructuras tienen un valor que va más allá de lo que establece la técnica de la ingeniería. Los puentes construyen los lugares por primera vez, les dan un sentido del que carecían anteriormente, pasan a convertirse en sitios en un sentido cultural más amplío.
Decía a Martin Heidegger este respecto -en su conferencia Bauen, wohnen, denken (Construir, habitar, pensar) pronunciada por primera vez en 1951 en la ciudad alemana de Darmstad- que
El puente se tiende “ligero y fuerte” por encima de la corriente. No junta solo dos orillas existentes. Es pasando por el puente como aparecen las orillas en tanto que tales. El puente es propiamente lo que hace que una yazga frente a la otra.
El puente reúne a su manera el cielo y la tierra, a los divinos y a los mortales.
El puente es un lugar. Como tal cosa crea un espacio en el que los hombres y los dioses quedan vinculados.
Viaducto de Millau en la Autoroute A75 sobre el río Tarn en el sur de Francia. Foster&Partners y Europe Etudes Gecti, 2004
Quizás, más allá de la percepción habitual, está reflexión tan profunda explica porque las grandes estructuras que se insertan en el territorio son tan atractivas cuando están bien hechas. Los grandes puentes construyen el paisaje y generan una nueva forma de entendimiento de los lugares, una actividad creativa por la cual los humanos casi accedemos a un estatus cuasi divino. Esa pulsión puede dar lugar a maravillosas obras cuando el diseño es exacto, el cálculo correcto y el proceso constructivo se ha refinado hasta lograr una obra perfecta.
La técnica contemporánea ha dado lugar a piezas admirables en las que se ha producido una destilación estética final que mejora notablemente lo preexistente. Un milagro que conjuga lo irracional con la inteligencia y que no se suele producir con frecuencia. Es lo que ha ocurrido en el Viaducto de Millau que se construyó entre 2001 y 2004, de acuerdo a un proyecto de Foster&Partners y Europe Etudes Gecti. En algunos casos, no solo es el resultado de la técnica adecuada sino también el de la aportación de la intuición artística. Decía al respecto el gran inventor americano y genio de las estructuras Richard Buckminster Fuller que cuando estoy trabajando en un problema, nunca pienso en la belleza. Pero cuando acabo, si la solución no es bella sé que está equivocada.
Dean MacCanell señalaba, en su ensayo titulado El turista, que la primera condición para producir un nuevo lugar turístico consiste en realizar su señalamiento; se trata de explicar las condiciones por las que un lugar puede generar experiencias singulares a sus visitantes, aquellos específicamente dedicados a la búsqueda permanente e inconsciente de la autenticidad, del significado profundo de la vida. De acuerdo a su razonamiento, la atracción turística se produce como una relación empírica entre el turista, una vista y su marcador, entendiendo a este último como un proceso de señalamiento explicativo o de sacralización sobre aquello que constituye la vista. El turista colecciona así souvenirs, recuerdos de vistas autenticas que ha experimentado necesariamente en primera persona.
El paisaje y la idea de lo sublime asociado a las vistas de grandes montañas, acantilados y perspectivas lejanas, es algo que ha quedado asociado a este sentimiento relacionado con la autenticidad de la experiencia. Es algo que la industria turística aprovecha para aumentar el atractivo de los lugares y generar nuevos sitios en los que se produzcan hechos asociados al placer y el conocimiento. Algo de esto se produce en esas piezas de ingeniería que se construyen al borde de grandes perspectivas paisajísticas. Son trabajos que generalmente no llegan a estar a la altura del desafío que supone unir el cielo y la tierra como sugeriría Heidegger.
Así ha nacido toda una generación de miradores espectaculares que permiten una contemplación diversa y emocionante de los grandes accidentes naturales. En el Gran Cañon del Colorado se ha construido una pasarela de pavimento transparente, que se adentra en el vacío apoyada en una tosca estructura metálica. Es un proyecto de MRJ Architects y Lochsa Engineering de Las Vegas en 1996. Es una infraestructura que permite la ilusión de contemplar el fondo del cauce del río Colorado desde una altura de 1300 mts. sobre el vacío. Toda su estrategia se apoya en estimular el vértigo, esa aversión al vacío que queda constreñida allí por un soporte no bien resuelto.
Mirador del Gran Cañón del Colorado. MRJ Architects y Lochsa Engineering, 1996
Recientemente, se ha construido en un territorio más al Norte en las Montañas Rocosas, una plataforma de observación denominada Glacier Skywalk en una de las laderas del valle de Sunwapta en el Parque Nacional Jasper de Canadá. Consiste en un arco parabólico acristalado que se proyecta en el aire para permitir las vistas de un paisaje nevado de montañas y bosques impolutos desde una altura de 300 metros. El espectador se sitúa allí en una posición casi volátil para contemplar la vista sugerida de montañas y nieves perpetuas. Es un proyecto de colaboración técnica entre Sturgess Architecture y Read Jones Christoffersen Engineering. En este caso, la arquitectura se ha cuidado mucho más generando un espacio memorable que contribuye cualitativamente al disfrute de la experiencia global que se propone. Este mismo equipo de ingenieros y arquitectos canadienses han creado otras estructuras espectaculares. Como la rampa para la práctica del esquí olímpico situada en la ciudad de Calgary que supone un nuevo monumento a medio camino entre lo urbano y el paisaje.
Rampa de esquí en Calgary. Sturgess Architecture y Read Jones Christoffersen Engineering
La combinación entre ingeniería y arquitectura puede dar lugar a espacios realmente innovadores y que presentan al mismo tiempo una belleza indudable. Es lo que ocurre con la pasarela que se ha realizado hace diez años en Londres cerca del Covent Garden, un pequeño pontón entre la Royal Ballet School y el Opera House. Una auténtica filigrana constructiva que tiene una razón de uso simple y que sin embargo, se ha proyectado como una pieza sofisticada. Sus elementos metálicos y acristalados se van torciendo progresivamente en un abanico que remeda los movimientos de la danza. Es un trabajo del equipo de arquitectos londinense Wilkinson Eyre en colaboración con los ingenieros de Flynt Partnership.
Puente peatonal de la Royal Ballet School de Londres. Wilkinson Eyre Architects, 2003. Foto: Peter Cook
Otro ejemplo interesante es el puente Kurilpa que se ha ejecutado para introducir una nueva conexión ciclista y peatonal sobre el río que atraviesa la ciudad de Brisbane en Australia. se trata de un diseño que se basa en el uso de la técnica denominada Tensigridad. Un sistema teórico estructural que se apoya en el uso de piezas aisladas que trabajan a compresión conectadas por una red de cables en tensión traccionada. En el caso del puente Kurilpa su peculiar diseño sirve para rememorar la idea de un puerto deportivo en el que predominan mástiles, velámenes y cables. Una metáfora adecuada para un espacio costero en el que la ciudad se conecta con la desembocadura del río que la atraviesa
La exploración de los límites de las estructuras es una estrategia a la que aspiran arquitectos e ingenieros en la imaginación de sus proyectos. Cuando se logra un resultado satisfactorio podemos asistir a la génesis de nuevas experiencias turísticas. Cuando la impericia de sus proyectistas no logra superar los desafíos que se proponen puede dar lugar a verdaderos horrores que quedan impresos en el territorio para siempre. estos desafíos comportan riesgos que a veces resultan excesivos y que pueden generar problemas insolubles, teniendo en cuenta las capacidades actuales de cálculo. Cuando se acierta técnica y estéticamente dan lugar a espacios memorables que pasan a formar parte del imaginario colectivo.
Puente Kurilpa en Brisbane, Australia. Cox Rayner Architects con Arup Ass., 2009. Foto: Christopher Frederick Jones
Más Información:
Glacier Skywalk, Calgary. Sturgess Architecture
The Royal Ballet School Bridge. Wilkinson Eyre Architects y Flynt Partnership, 2003
Glacier Skywalk en el Jasper National Park, Calgary. Brewster Travel Canada
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