ARQUITECTURA sin ARQUITECTOS

Source: ASOCIACIÓN CULTURAL PINOLERE

Source: Diario de avisos

 

“A la construcción de la casa tradicional canaria se le ha venido a llamar arquitectura sin arquitectos, ya que es el fruto de unos simples conocimientos heredados y transmitidos de una generación a otra, pero también es el resultado de una construcción en armonía con el paisaje, sobre todo como consecuencia de utilizar los materiales que ofrece el entorno. Los materiales básicos para la construcción de la casa tradicional son el barro, la piedra y la madera. De barro y piedra se levantaban muros de entre los sesenta y los ochenta centímetros de grosor, de barro también se han elaborado las tejas que cubren gráciles tejados a dos o cuatro vertientes. La piedra es el otro elemento importante en la casa tradicional, y en un territorio de origen volcánico, esta es abundante, variada y de diferentes texturas y colores. Desde el basalto a la toba de diferentes texturas y colores. Desde el basalto a la toba de diferentes tonalidades, la casa tradicional ha utilizado para sus muros de carga todos aquellos materiales que ofrece el entorno más cercano. El hecho de utilizar los materiales que ofrece el entorno ha hecho posible que la construcción tradicional se integre en el paisaje sin interferir en el mismo.

 

 

El otro elemento especial y esencial en la arquitectura tradicional es la madera, que al ser abundante y de calidad, ha conseguido en algunos casos bellas y duraderas obras de carpintería. Puertas, ventanas, balcones, artesanados, vigas cumbreras, soleras o jibiones, salieron de los abundantes pinares insulares o de la valiosa laurisilva, aunque bien es verdad que la riqueza de algunos materiales estaba al alcance de unos pocos. La arquitectura domestica se ha visto favorecida por los ricos y abundantes materiales que la naturaleza ofrece llegando a convertirse en un valioso legado patrimonial ; sin embargo ya hace mucho tiempo que el medio rural ha sido testigo de la implantación de una arquitectura hostil, aberrante y que nada tiene que ver con la tradición.

 

Entre los ejemplos más valiosos de la arquitectura domestica se encuentran quintas, haciendas, casas labriegas, y caseríos. Tanto las quintas como las haciendas eran las propiedades de ricos señores, situadas cerca de los caminos para dar salida a sus productos agrícolas. En la construcción de las quintas o las haciendas quedo reflejado el poder económico de sus propietarios, consiguiendo que a pesar de ser meramente funcionales, llegara a ser lo más valioso de la arquitectura canaria.

Otro de los valiosos legados patrimoniales lo constituyen los dispersos caseríos o casas labriegas que aun resisten el paso del tiempo. En la casa labriega tradicional es donde mejor se pueden apreciar ciertas pautas constructivas, planta rectangular, a una o dos alturas, gruesos de muros de piedra y argamasa rematados con tejados de teja curva a dos o cuatro aguas.

 

En función de las necesidades la planta varia de forma llegando a configuraciones en u o en ele. Siempre con un abrigado patio central albergando todo el conjunto de vivienda, cocina, granero, zonas vivideras.

La casa tradicional destaca por el empleo de materiales que ofrece la propia naturaleza, así por su empleo en la vertiente sur de la isla la toba, o tosca. Fue siempre el material más utilizado, a ves en forma de bloques perfectamente tallados, o simplemente muros de piedra seca y barro. En cambio en la vertiente norte se puede apreciar el empleo de la piedra de basalto como material más utilizado, pero sin tallar al ser mucho más duro. Las piedras talladas se reservan para los contrafuertes de las esquinas.

En la casa tradicional rural no hay lugar para lo superfluo, se aprovechaba al máximo el espacio disponible para tratar de que la casa no solo fuera habitable sino además funcional.

La casa labriega, por ejemplo, no dispone de una carpintería rica y ornamentada  las puertas que solo son un marco de madera con tablas clavadas, o pequeñas ventanas o ventanucos de ventilación. Otra cosa bien diferente aparece en las ricas haciendas, con una carpintería esmerada; ventanas de guillotina, puertas con cojinetes o elaborados balcones. Una de las cosas que puede llamar la intención de la casa tradicional es la ausencia de chimenea, al menos en las más originales, ya que normalmente los humos salían por el tejado.

Otra de las singularidades son las ventanas o pequeños ventanucos siempre por encima de la altura de una persona; se trataba de preservar la intimidad.

A pesar de los tremendos desaguisados cometidos en el paisaje insular, aun es posible encontrar valiosos ejemplos de arquitectura doméstica.

Aislados caseríos y viejas casas labriegas que se resisten al paso del tiempo, son por encima de todo una seña de identidad. Son amplios los ejemplos, aunque poco conocidos muchos de ellos esconden en sus viejas paredes genuinos ejemplos de construcción rural tradicional en las islas.”

Después de leer esto,  escrito años atrás, y una vez transcurrido el tiempo e inmersos en la situación actual, estas palabras resultan contradictorias, quizá hasta evidentes.

Es un mero intento de invitar al lector a una reflexión,    la arquitectura como ejercicio propio de los arquitectos, la manera de construir, el respeto al entorno, la identidad

Que ha sucedido?   Que se podría mejorar en todo esto? 

 

 

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