Museo de las Artes Populares. Nueva York, 2000. Foto: Lawrence Manning
El equipo neoyorquino de arquitectos formado por Tod Williams y Billie Tsien ha sido galardonado con el premio que otorga anualmente el Instituto Americano de Arquitectos (AIA) a la mejor firma de arquitectura.
El 2013 AIA Architecture Firm Award reconoce cada año la obra y trayectoria profesional más destacada entre los arquitectos de los Estados Unidos. En este caso, se ha valorado el carácter de la arquitectura que desarrollan Williams y Tsien. Una pareja profesional que comparte inquietudes artísticas y enfoques arquitectónicos diversos que se ha ido enriqueciendo con los años.
Sus obras nacen generalmente de un cuidadoso reconocimiento de los lugares en los que se sitúan, junto a una preocupación por organizar el movimiento desde la lógica del programa asignado a cada edificio. En el taller de estos arquitectos, los proyectos surgen a partir de una sensibilidad artesanal en la que las diversas partes se conciben como piezas de un lienzo que van enlazándose adecuadamente. En este proceso, la utilización de la luz es esencial para poner en valor el contraste de las texturas que aportan los distintos materiales. Cada espacio se estima en función del color que aportan sus componentes y la forma en que son percibidos para crear un entorno de alta sofisticación y sensualidad.
A lo largo de su carrera han ido aportando piezas de arquitectura que componen una trayectoria ya muy fructífera y rica de obras. De sus comienzos neoyorquinos hay que destacar la vivienda unifamiliar ejecutada en la calle 72. Este en 1996 o la casa en Georgica Pond de Long Island de 1998. Proyectos en los que el preciosismo y el contraste entre materiales junto a las sensibles disposiciones de las aperturas generan unos interiores de una sofisticación y riqueza espacial extraordinarias.
Casa en Georgica Pond. Long Island, 1998. Foto: Michael Moran
Desde entonces han realizado otras viviendas notables como la que harían para Gretchen Friedman y Alan Silverman en Phoenix Arizona, en la que ya empiezan a desplegar estrategias de contraste entre materiales y una formalización del espacio preocupada por las articulaciones y oposiciones volumétricas. De esos años son también el Instituto de Neurociencias en La Joya, California y el Museo de Arte de Phoenix en Arizona y la ampliación dela Academia Crambrook, para la que realizarían varios edificios deportivos con una piscina cubierta espectacular
También en Nueva York construirían el Museo de las Artes Populares a comienzos del siglo XXI. Una proyecto cuya gestual fachada introduce a un espacio interior presidido por unas escultóricas escaleras. Ahí se realizaría un tour de force extraordinario. Sobre una exigua parcela se generaría un complejo juego de espacios entrelazados que van guiando al visitante en su recorrido por los distintos espacios expositivos. UN interior cavernoso exquisito en el que la luz tenue filtrada desde lo alto juega un papel esencial.
Skirkanich Hall. Laboratorio de Bioenginería de la Universidad de Princeton. Filadelfia, 2006. Foto: Peter Lawrence, Flickr
Una última obra reciente es el Skirkanich Hall, que han terminado en 2006 para la Universidad de Princeton en Filadelfia. Una estructura para laboratorios de bioingeniería que se organiza en torno a un gran atrio interior con un sistema de recorridos. Sus ricas fachadas se pliegan levemente generando articulaciones entre lienzos macizos y acristalados que dotan al conjunto con elementos abstractos que dialogan consecuentemente con un entorno de edificios tradicionales.
Escalera interior del Skirkanich Hall. Foto: Peter Lawrence, Flickr
La estrategia esencialmente artesanal y lenta en el desarrollo de sus proyectos ha ido generando un conjunto de obras excepcionales en el panorama contemporáneo de la arquitectura desarrollada en América del Norte.
Más información: 2013 American Institute Awards
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