Infografía que refleja la idea del pabellón realizado por Li Xiaodong
Recientemente, se ha inaugurado una interesante exposición en la Royal Academy of Arts londinense cuyo principal motivo es la presentación del espacio. En ella, se han recogido obras de algunos arquitectos contemporáneos para presentar su manera de entender hoy el espacio desde el punto de vista de la arquitectura.
El interés de la muestra radica en observar como algunos reconocidos arquitectos entienden el espacio hoy. Allí se han juntado trabajos de los portugueses Alvaro Siza y Eduardo Souto Moura junto a ideas de otros como el africano Diebedó Fráncis Keré, el chino Li Xiaodong, el japonés Kengo Kuma y el chileno Pezzo von Ellrichshausen. La representación anglosajona se ha concretado en las piezas de la firma irlandesa Grafton Architects.
Columnas amarillas. La interpretación esencialista de las ruinas que hace Alvaro Siza
La percepción del espacio puede producirse por el resultado de diversas experiencias o mecanismos como la rememoración de los lugares vividos, o el enmarcado de un lugar concreto por paredes, puertas y ventanas. Pero también podemos adquirir conciencia de los volúmenes invisibles experimentando sus límites táctilmente. Incluso el espacio se puede oír o incluso oler. Es lo que han intentado evocar los arquitectos que participan en esta exposición titulada Sensing Spaces, tratando de expresar esa inmensidad íntima como nombra Gaston Bachelard a la ensoñación del mundo en uno de los capítulos de su libro La poética del espacio.
Como preámbulo a lo que va a ver el visitante, Alvaro Siza ha presentado ahí una suerte de columnas abstractas a la manera de ruinas desperdigadas que invaden el patio de acceso a la sede de la Real Academia británica. Esas piezas amarillas nos rememoran el espacio de las ruinas clásicas en una visión contemporánea de la idea del espacio que mediante la sugerencia parece tratar de enlazar con el pasado de una manera metafórica.
A continuación y ya en el interior de los espacios expositivos, Souto Moura ha realizado una enigmática interpretación escultural del quicio de madera de una de las puertas decoradas que dividen dos habitaciones del edificio de la Academia. Esa pieza constructiva ricamente decorada se muestra aislada como un arco de hormigón ultrafino que busca extraer conceptualmente la forma de ese espacio de tránsito. Una insinuación que pretende ejemplificar de alguna manera ese recinto volumétrico concreto con una figuración constructiva.
Como señalaría tautológicamente Heidegger en Bemerkungen zur Kunst (Observaciones sobre el arte): El espacio espacia. Espaciar significa rozar, hacer sitio libre, dejar espacio libre, algo abierto.
Una definición que explica la manera de representarnos intelectualmente esa idea espacial que se torna fácilmente inaprensible. Un concepto que el arquitecto portugués ha intentado expresar a su manera intentando trasladar esa operación a un elemento construido con uno de los materiales más usados hoy. Como el mismo ha señalado, se trata de poner los límites para que exista realmente y se nos muestre el espacio.
La extracción espacial del quicio de una puerta. Eduardo Souto Moura
El espacio de troncos y piedra presentado por Li Xiaodong
La idea plasmada por Xiadong enlaza con su manera de concebir una arquitectura transparente, íntimamente ligada al espacio exterior y que tiene sus precedentes en la biblioteca de Liyuan y la pequeña escuela en forma de puente de Xiashi. Son simples espacios en los que la materialidad de los elementos constructivos adquiere una preponderancia esencial en su disposición sin tratamientos industrializados. La arquitectura que realiza el arquitecto chino tiene su entronque en la fenomenología y en la adjetivación de los espacios con piezas vegetales que han sido utilizadas intensamente por la cultura milenaria de la que es hoy heredero y representante, el agua, la piedra, la madera y el bambú. Su pabellón trae esas percepciones a otro contexto como el que significa el interior de un museo y, por ello, pierde una parte sustancial de las sugerencias que tienen sus obras de arquitectura realizadas en otros entornos más abiertos al paisaje.
Kengo Kuma ha querido, sin embargo, presentar de alguna forma el espacio inmaterial de las numerosas redes que nos rodean, aquellas que son invisibles esencialmente. Los cables dispuestos por Kuma se iluminan ópticamente mientras se entrelazan para formar una nube luminosa de corporeidad ligera que se inscribe en un recinto obscurecido. Es una forma de expresar el espacio que se desmaterializa en una arquitectura que desaparece. Algo que preocupa hoy sobremanera a los japoneses. Como le ocurre también al proyecto de pabellón que Sou Fujimoto ha realizado este último verano para la Serpentine Gallery en el londinense Hyde Park.
Diebedó Francis Kere ha querido representar la arquitectura del reciclaje generando una bóveda de paneles translucidos de plástico entrelazados que generan un entorno acogedor de directriz parabólica. Una pequeña catedral que se atraviesa, que invita a sentarse en su interior y observar las sutiles líneas de color que se proyectan hacia el interior desde sus paredes: Y también incita la participación del usuario, a añadir o reconfigurar algunos elementos.
Souto Moura y Francis Kere conversan en el interior de la instalación realizada por este último.
El chileno Von Ellrichshausen ha generado un monumento inútil que en su contundencia de madera nos plantea la paradoja de identificar donde está el interior o el exterior. Su propuesta consiste en cuatro grandes cilindros de madera que contienen en su interior escaleras helicoidales que no llevan a ningún lugar concreto. Una pieza que tiene algo de clásico en su conformación como templo de columnas que se remata con un entablamento a modo de simple cubierta cuadrada. Al que se atreva subir por estas escaleras incomodas se le presenta el espectáculo del techo ricamente decorado del gran salón central de este espacio museístico.
El templete de Pezzo von Ellrichshausen percibido desde el vestíbulo de acceso a la Royal Academy of Arts
La terraza superior proyectada por Ellrichshausen que permite disfrutar de la decoración que del rico espacio que se remata en bóveda acristalada
Quizás las obras que más sugerencia ofrecen para la percepción del espacio sean las que han pensado las irlandesas Yvonne Farrell y Shelley McNamara de Grafton Architects. Transforman esos espacios interiores con el añadido de simples lienzos superpuestos al recinto, sugiriendo así una forma nueva de percepción y de encauzamiento de la luz. Al fin y al cabo, somos conscientes del espacio a través de la interacción de la iluminación y la conformación de los límites que circunscriben el aire que nos rodea. Una de esas instalaciones de Grafton Architects nos sugiere las ideas de Eduardo Chillida para la montaña de Tindaya en la isla canaria de Fuerteventura a una menor escala. Un espacio sagrado que desgraciadamente no fue realizado al morir el artista antes de su materialización.
La reconfiguración del espacio interior realizada por Grafton Architects
De alguna manera, esta exposición nos remite a los orígenes. Un tiempo en que las artes estaban entrelazadas y los pintores y escultores acababan actuando también de arquitectos. Estas obras manifiestan de una manera radical su entronque con esa percepción primitiva del entorno de origen escultórico como grandes piezas visitables que nos describen el espacio como ese volumen invisible que se extrae de la operación de rodearlo y añadirle materiales perceptivos que aportan elementos como, textura, colores, sonidos, olores, etc. Algo que suele faltar en un mundo que tiende a la asepsia artificializada y rigurosa.
Más información:
Sensing Spaces. Architecture Reimagined. Royal Academy of Arts
Sensing Spaces. Dezeen 21/01/2014
La arquitectura de la experiencia. Anatxu Zabalbeascoa. El Pais 27/01/2014
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