Para muchos occidentales, la civilización japonesa ejerce una gran fascinación como consecuencia de su carácter en extremo diverso y exótico. Su gran heterodoxia y sofisticación, para la visión subjetiva de un observador inserto en la cultura eurocéntrica, proviene seguramente de sus largos siglos de aislamiento, de la posición geográfica del extenso archipiélago asiático en el extremo del mundo conocido,
Debido a ello, visitar las islas centrales de Japón es un ejercicio de turismo cultural intenso que lleva al viajero a descubrir unos paisajes sorprendentes y una idiosincrasia peculiar. Es lo que ha querido expresar el pintor británico Carl Randall en su proyecto más reciente, The Tokaido highway and portraits of modern Japan (El Camino de Hokaido y retratos del Japón moderno) una colección de obras, resultado de un periplo personal a ese país.
Puente de Yahagi en Okazaki. Utagawa Hiroshige, 1834
En 1832, el gran grabador japonés Hiroshige realizó también un largo viaje personal, recorriendo el camino principal de la gran isla de Tokaido. Su objetivo era representar los modos de vida de sus compatriotas y su relación con el ambiente específico que les rodeaba. Los grabados de bloque de madera de Hiroshige en estilo Ukiyo-e, que forman su famosa serie denominada Cincuenta y tres estaciones del Tokaido, son un monumento descriptivo de unas formas de vida desaparecidas y un reflejo de esas peculiaridades tan características de la cultura japonesa.
Hoy en día, esos elementos distintivos se reflejan de una forma diferente en las maneras en que los japoneses experimentan su propia geografía. Toda una idiosincrasia particular que Randall ha querido representar en sus trabajos realizados entre 2012 y 2013. Un periplo que plantearía como un recorrido de descubrimiento similar al que haría Hiroshige 180 años antes. Así un pintor europeo ha hecho una suerte de homenaje personal que nos presenta a los habitantes de un país que es ejemplo de desarrollo ligado a unas posibilidades culturales propias e intransferibles.
Electric Tokyo. Carl Randall, 2013
Sushi bar. Carl Randall, 2013
El viaje del pintor se inicia en la vibrante ciudad de Tokio. En esas imágenes de Randall podemos ver a los japoneses contemporáneos inmersos en una de las urbes más densas y complejas del planeta. Pequeñas cabezas que se apretujan en un entorno de edificios altos y manzanas abigarradas de construcciones y anuncios. En Electric Tokyo se nos enseña a un grupo de jóvenes, rodeados de vibrantes lámparas y pantallas luminosas, que son observados por una imagen electrónica de un actor caracterizado para una representación del Kabuki, esa forma tradicional del teatro que solo se representa en esas islas. Podemos percibir nuestras grandes diferencias de comportamiento en ese otro trabajo titulado Sushi Bar en que el artista nos retrata esa forma de comer tan exótica de las barras de la capital nipona en las que los platos circulan continuamente ante el comensal. Ahí podemos percibir el carácter solitario, entre estoico e introvertido de los japoneses.
Kyoto. Carl Randall, 2013
El conjunto de obras muestra así esa peculiar intersección que se produce allí entre tradiciones y tecnologías de vanguardia. Muchos de sus figurantes siempre hablan por teléfono móvil mientras se insertan en esos paisajes únicos en el planeta, como los geométricos campos de arroz o los bosques otoñales bajo la masa cónica e icónica del monte Fuji. Mientras a lo lejos, circula el Shinkasen, el tren bala que une velozmente Tokio y Osaka en un paisaje nocturno punteado por los Torii, esas puertas en el mar que marcan la transición entre lo profano y lo sagrado en los santuarios Shinto.
Quizás la imagen más perturbadora es la titulada Zen Garden, Kyoto, un recinto bidimensional que contrapone la efigie en primer plano de un joven japonés con el fondo geométrico del patio jardín del templo de Ryōan-ji. La humanidad peculiar del joven Japón frente al producto cultural más sublime y tradicional, la representación escultórica de las islas sobre un océano de pequeñas piedrecillas.
La exposición de Carl Randall In the footsteps of Hiroshige (Tras las huellas de Hiroshige), resultado de la Beca de Viajes BP2012 ha estado en la National Portrait Gallery de Londres durante el verano de 2013.
Zen Garden, Kyoto. Carl Randall, 2013
Más Información:
Carl Randall. Paintings and Drawings
BP Travel Award 2012. National Portrait Gallery
Carl Randall Japan Portraits
Siguenos en