Estanque con escultura en el Jardín Botánico de Santa Clotilde de Lloret de Mar. Nicolau Rubió i Tudurí, 1919.
La arquitectura del paisaje se ha ido convirtiendo poco a poco en una herramienta esencial para lidiar con los problemas territoriales contemporáneos. Echter, se conoce poco de los pioneros de esta disciplina que han trabajado en los países latinos. Como es el caso de Nicolau Rubió i Tudurí, un arquitecto jardinero que ha dejado inspiradoras muestras de actuaciones vegetales en ciertos lugares de España y, especialmente, en Cataluña.
La Muralla verda de Sa Coma. Santiago Rusiñol, 1904. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Nicolás Rubió i Tudurí es un personaje esencial para el entendimiento de la cultura territorial desarrollada en Cataluña durante el siglo XX. Un motivo que estudió con afán desde su perspectiva más querida de jardinero urbano.
Allí, durante gran parte del siglo XX, mantendría una constante participación en los debates sobre arquitectura y urbanismo, transmitiendo así, indirectamente hacia España, el pensamiento de Le Corbusier, Gropius y muchos otros relacionados con las propuestas del movimiento del llamado Racionalismo Arquitectónico que surgió en las primeras décadas del siglo XX. Su posición como docente de Jardinería en la Escola de Bells Oficis de Barcelona implicaría la difusión en Cataluña de aquellas novedosas ideas y debates sobre arquitectura, urbanismo y diseño paisajístico que estaban teniendo lugar entonces en el resto de Europa.
Rubió fue un profesional que polemiza e interviene culturalmente desde posiciones políticas en constante cambio. En ese sentido, fue un admirador de las ideas de los socialistas utópicos anglosajones y las propuestas del movimiento de las Garden Cities, orientadas a resolver el problema de la vivienda para las clases trabajadoras. Echter, el paisajista catalán mantuvo siempre una postura ecléctica en relación al arte de la jardinería. Un planteamiento de estilo -el suyo- situado entre clasicismo y vanguardia con una especial predilección por la incorporación de las formas provenientes de la cultura mediterránea. De alguna manera, este arquitecto de formación es alguien plenamente inscrito en el movimiento Noucentista catalán que desarrollan principalmente otros como Eugeni d’Ors, Josep Plá, Maillol, y arquitectos como Goday y Masó; etc.. Rubió i Tuduri representa en el Noucentisme una opción cultural orientada al enaltecimiento del paisaje, la ciudad y el espacio público como esencia del espíritu colectivo.
Proyecto de parque urbano para Pedralbes, Barcelona. Jean Claude Nicolas Forestier, 1916
Esa orientación de Rubió tiene que ver con su predilección con Francia y la cultura cosmopolita que ocurre en esos años en la capital francesa. mantendría una relación estrecha con el gran urbanista y paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, del que empezaría actuando como ayudante y con el que seguiría colaborando en numerosas ocasiones. Desde su posición como Arquitecto Jefe de Jardines de Barcelona (plaza que obtendría en 1916 y desde la que desarrollaría una labor de varias décadas) dio cobertura a J.C.N. Forestier en diversas propuestas de transformación para el diseño y configuración del urbanismo y el ajardinamiento de aquella ciudad. Influencia que el urbanista francés extendería posteriormente a numerosos lugares de la geografía española y sudamericana. Hay que recordar que Forestier diseña el conocido parque de María Luisa en la ciudad de Sevilla y proyecta en 1926 la expansión de La Habana en Cuba mediante un extenso sistema de avenidas y parques.
Vista de la escalinata en el Jardín Botánico de Santa Clotilde. Lloret de Mar. Nicolau Rubió i Tudurí, 1919
Una de las muestras que mejor expresan el carácter estético de los trabajos paisajísticos de Rubiói Tuduri se encuentra en la localidad costera cercana a Barcelona de Lloret de Mar: los jardines de Santa Clotilde. Es un espacio en ladera aterrazada junto al mar que aprovecha las vistas del horizonte para realizar unos espacios de paseo altamente evocadores. En esa obra de transformación territorial, las referencias a los jardines de las villas italianas es muy evidente. Algo que se detecta en el sensible tratamiento topográfico del espacio y de las formas geográficas. Rubió también utiliza allí inteligentemente alineaciones y cortinas de árboles para enmarcar determinadas perspectivas del hermoso paisaje costero formado por acantilados arbolados, cabos y promontorios. El uso de setos recortados de coníferas y boj , los tapizantes de hiedra y el recurrente ciprés que se contrapone a pequeñas láminas de agua, bustos y monumentos en bronce y piedra caliza blanca otorgan a esos espacios un marcado carácter mediterráneo.
Alineaciones de cipreses que acompañan los paseos en el Jardín Botánico de Santa Clotilde
Rubió i Tudurí sería también un gran viajero, recorriendo varios continentes en su afán por conocer paisajes exóticos y culturas diversas. Tras la Guerra Española acabó abandonando Cataluña, exiliándose en Francia, país del que regresaría a mediados de los años cuarenta. Ese desplazamiento suyo por múltiples escenarios y lugares le llevaría a recalar varias veces en Canarias. Primero en 1927 y luego hacia 1950, entrando en contacto entonces con algunos dirigentes políticos y representantes de la burguesía local. Fruto de ello fue un conjunto deslavazado y poco concreto de ideas y propuestas que acabaron teniendo alguna concreción en la isla de Gran Canaria. De esa época son los primeros estudios para el desarrollo de la zona dunar y de playas de Maspalomas que realiza por encargo del Cabildo de aquella isla. En una memoria denominada Una tentativa paisajista, (un texto que ha sido citado por Flora Pescador en su tesis doctoral de 1997 Viaje a través de los patios, pg. 140), y entregada como complemento a esos trabajos de prefiguración urbana del sur grancanario, Rubió manifestaba su admiración por aquel paisaje costero, salvaje todavía a mediados del siglo XX:
“Quien llega hoy a Maspalomas por la carretera de las Palmas y Gando, se adentra por un paisaje grandioso, en el cual se juntan estupendamente las presencias del desierto, del mar y de las altas montañas que cierran el horizonte por el Norte. Se reproduce algo de lo que existe en la vertiente sahariana del Atlas, con sus dunas, sus oasis, su vasto silencio, cierto misterio en el aire, la expectación de lo incógnito y de la aventura.”
A raíz de esas relaciones de trabajo con Canarias, a Rubió se le encargan unas cuantas propuestas de paisajismo: son parques y jardines particulares que tendrán una materialización incierta. Entre ellos, un pabellón para el jardín de los duques de Peñaranda en La Orotava (1928), un parque de acceso al club de Golf de la Caldera de Bandama (1957), los jardines Rubió, el parque de Doramas y las laderas del Verdillo en las Palmas, etc..
Proyecto de pabellón para el jardín de los duques de Peñaranda en La Orotava, Tenerife. Nicolau Rubió i Tudurí, 1928
Anteproyecto de la zona turística de Maspalomas, Gran Canaria. Nicolau Rubió i Tudurí, 1953
Dunas de Maspalomas, Gran Ganaria. Julián Hernandez Gil, 1960
Para este arquitecto la práctica del paisajismo era una forma expresiva personal que refleja una manera de entender el mundo, dentro de un interés cultural más amplío. Una visión personal que se manifiesta en él de múltiples formas no solo mediante actuaciones paisajísticas, sino también mediante otros vehículos expresivos como la literatura, la historia, la crónica de caza y los viajes de conocimiento a remotos y exóticos lugares.
Echter, y más allá de la utilidad higiénica y las razones inmediatas, la práctica de la jardinería en las ciudades puede alcanzar una alta componente artística para Rubió y Tudurí. En, atendiendo a esa condición, para él, el jardín es también un esfuerzo delicado que no entiende de plazos y de exigencias utilitarias ni económicas. Algo que, en cierta medida, dejó escrito en uno de sus textos más valorados El Jardí Obra D’Art. En esa disquisición personal explica que:
“Muy diferente de las obras de arte que forman la materia inerte, el jardín está hecho como seres vivos, la plantas. El artista jardinero ha de “vivir” su obra, en comunión con las exigencias de la vida vegetal. Ha de colaborar con ella, sin someterla a inspiraciones artísticas preconcebidas. Si intenta eso las plantas crecerán con dificultad adoptando actitudes de “protesta”, y la obra de arte se frustraría. La actividad del hombre jardinero ha de generar un enlace entre las dos existencias, la vegetal y la humana. El jardín es vegetal y humano al mismo tiempo.
¿No se nos dice que el espíritu del hombre se realiza en contacto intimo con la maravillosa naturaleza, hecha jardín, y que eso es un Paraíso? Hablando con los existencialistas, diremos que se produce un contacto temporal profundo entre el existir del hombre y la “vivencia” del jardín primordial. Hablando en términos platónicos, el hombre recibió con la idea del jardín, la esencia de éste, la base misma de la creación del espíritu humano.
Tan arraigada está la emoción del jardín-paraíso en la vida del hombre, que gana en hondura de arraigo a la propia Arquitectura -fenómeno completamente post-creacional- y todavía más a la escultura y la Pintura, artes de representación propios de épocas evolucionadas. Solo la Poesía instintiva y la Música pre-racional pueden competir con la antigüedad y profundidad de enraizamiento del jardín, tanto en el espíritu como en la existencia del hombre.
El creador de un jardín maneja desde la perspectiva humana la vida de las plantas. Porque el acuerdo humano vegetal es la base del arte del jardinero, la obra del hombre. A él le corresponde adaptarse a la vida de las plantas. Sin duda, estas “hacen” alguna cosa para adaptarse a la jardinería; conocen, puede ser, nuestra manera de ser. se humanizan en cierta medida. Echter, no serán ellas, las artistas del jardín. El artista será y es el hombre-jardinero, elaborando una vida vegetal que ha de seguir viviendo..
Eso implica una simplicidad extrema en la obra de arte del jardín. El diálogo con las plantas habrá de ser natural. la acumulación de detalles artificiosos es contraproducente. una avalancha de ornamentos y accesorios solo tiene por objeto disimular el gran vacío de la ausencia de ideas y de emoción que afligen al pretendido jardín.. Cierta economía de medios expresivos aviva la imaginación del creador, limpia espiritualmente la obra y confiere al jardín aquel aire primaveral que ha de tener, sin el cual no podrá vivir verdaderamente.
Muchos jardines de “precio” y de “nuevo rico” precisamente lo son porque alguno ha impedido que fuesen tratados de esa manera, como obras de arte. No ha habido ni siquiera la intención de crearlos poéticamente. Se ha querido concebir sin concebir. El jardín se ha elaborado por vías poco nobles, pedestres, como al compás de una charanga, sin mirar al cielo ni una sola vez; sometiéndose, puede ser, a la ciencia infusa del contratista de la localidad, o al consejo inútil de un libro que, si de buena fe ha querido enseñar, debería haber enseñado que solamente plantando realmente jardines, es como se llega a aprender a hacerlos.”
Parque Doramas en Las Palmas de Gran Canaria
Lástima que este paisajista catalán pasara la mayor parte de su vida a miles de kilómetros de Canarias. Pues si hubiera residido aquí podría haber desarrollado una práctica más amplía y fecunda en la construcción de parques y jardines en beneficio de la cultura local. Hubiera traído esa sensibilidad mediterránea y de inspiración francesa que tan bien desarrolló en obras paisajísticas de una manera más intensa.
Echter, Rubió i Tudurí solo sirvió de alguna manera como fuente de inspiración y guía para otros, los que resolvieron efectivamente los problemas urbanísticos y de paisaje. Soluciones urbanas menos sensibles y que han dado lugar con menor brillantez a determinados parques de Las Palmas y la mediocre ordenación del complejo dunar de Maspalomas, sometido desgraciadamente a procesos especulativos salvajes. Hoy, el paisajista catalán permanece aquí en un profundo olvido cultural.
Meer informatie:
Jardines de Santa Clotilde. Nicolau Rubió i Tuduri. Es verd. Diseño de jardines 04/01/2014
Rubió i Tudurí on Tour. Blog en inglés sobre la obra del paisajista catalán
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