SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE UN NUEVO RELATO EN LA ORGANIZACIÓN Y VISIBILIDAD DE LOS ARQUITECTOS EN CANARIAS (1)
Por Joaquín Mañoso Valderrama, Decano del Colegio Oficial Interinsular de Arquitectos de Canarias
Ciudad Pintada. Manuel Padorno, 2000
“Para un botánico una trama es una floración, para un escritor, un argumento; las noticias refieren una trama como una confabulación en perjuicio de alguien o de muchos, pero para un tejedor la trama es, por encima de cualquier otra acepción, un conjunto de hilos paralelos que cruzados con los de la urdimbre construyen el tejido el cual no es sólo un objeto utilitario sino también un estandarte de cultura.
El botánico, el escritor y el tejedor no sólo comparten un término sino que además, como gran parte de los seres humanos, son presa de tramas confabuladas, algunos de ellos desde niño.” (2)
Urdimbre y trama
Si avanzamos en la metáfora utilizada debemos aclarar que, como fundamento y estructura necesaria, razón de ser última de la trama, la urdimbre deviene en un conjunto de hilos paralelos por los que se entrelazan los hilos de aquélla para formar el tejido, producto final que nos permite atender numerosas necesidades utilitarias, simbólicas o simplemente destinadas al disfrute y al gozo. En este sentido la urdimbre o estructura ha sido y seguirá siendo el fundamento mismo de la tradición, consustancial a la misma creación.
Pero sigamos con la cita:
“… las urdimbres son repetitivas y estáticas y obligan al tejedor a adoptar una misma postura, a realizar un mismo gesto, y a estar en un mismo lugar, una excesiva quietud que, en ocasiones, da a ese mismo tejedor una libertad interior, una introspección privilegiada, capaz de mover lo detenido y de crear cultura y arte.”
Les sugiero que en la imagen utilizada sustituyan “urdimbre” por institución profesional, y “trama” por actividad profesional, individualmente o como colectivo. El conjunto constituirá sin duda un relato profesional de la situación actual de la arquitectura y de los arquitectos, tanto en Canarias como en el ámbito nacional.
Interior del Bar Americano de Viena. Adolf Loos, 1908
En un momento como el actual, de profundos cambios en el modo de ejercer nuestro oficio, sin duda es necesaria la construcción de un nuevo “relato”, acorde con las necesidades actuales. Hay incluso quien lo plantea como el “final de las profesiones” (3) en un futuro inmediato, o al menos tal y como las hemos conocido hasta ahora; un final acelerado por la tecnología y la creación de un nuevo mapa de relaciones sociales e institucionales, y sobre todo en un nuevo modo de transmisión de experiencia, habilidades y conocimiento de los profesionales a la sociedad. Arquitectos, médicos, abogados, ingenieros, y un largo etcétera se ven sometidos a una profunda metamorfosis y, como no puede ser de otro modo, esto se refleja en la necesidad de profunda transformación de sus instituciones.
El quehacer de un profesional -y los servicios que presta- se diferencia de otras actividades humanas por dos pilares fundamentales que lo sustentan: la ética en el trabajo, lo que nos remite a un Código Deontológico, no siempre entendido, y posiblemente incumplido con demasiada frecuencia; y la renovación de conocimientos, lo que nos remite al compromiso con la formación continua y permanente. Y para mantener firmes estos pilares resulta imprescindible tener una cierta capacidad de organización y articulación del colectivo profesional en cada caso, y no precisamente en defensa de sus propios intereses, por muy legítimos que estos sean -lo que nos entroncaría inadecuadamente con un sindicato-, sino sobre todo en defensa de los intereses de los ciudadanos y la sociedad en la que nos insertamos -lo que nos remite con rotundidad a considerar la vocación de servicio público de nuestra profesión-. Y esto solo se puede garantizar mediante “urdimbre” sólida, bien estructurada, que nos permita construir un relato eficiente y creíble, de discurso eminentemente político desde el punto de vista profesional (Consejo Autonómico de Colegios y Consejo Superior de alcance nacional), asentada en una “trama” (red de Colegios de ámbito local) correctamente y eficazmente articulada, que sea capaz de garantizar servicios adecuados de proximidad, que se guíe por objetivos de búsqueda de excelencia y cierto espíritu de trascendencia como generador de identidad de cultura a través de la actividad profesional.
Castillo y sol. Paul Klee, 1928
Cuando en los primeros días del mes de junio de 2014 acepté el cargo de Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias (COAC), lo hice asumiendo un decálogo de objetivos que creo conveniente recordar:
Refundar: Nuevo Estatuto colegial que dé paso a la necesaria refundación del COAC.
Resolver: El “conflicto” de la segregación colegial, procurando una solución definitiva al problema económico y político existente abordado desde una dimensión realista, concreta, constructiva y operativa, que no impida el funcionamiento del Colegio Regional.
Recuperar: El papel del COAC entre los profesionales en general, y en relación a la sociedad civil canaria y sus instituciones políticas y civiles en particular
Resituar: La actividad profesional del arquitecto en el ámbito insular y con proyección exterior.
Reforzar: Las relaciones del COAC con otros colegios profesionales (Ingenieros, Arquitectos Técnicos, Geógrafos, Biólogos, Economistas, Jurídicos,…) a través de los respectivos Convenios. De igual modo con la Administración estatal, regional, insular, municipal,Federación Canaria de Municipios (FECAM); con agrupaciones y asociaciones de importante implantación regional: CEOE Canarias, Cámaras de Comercio, etc; con Universidades; con empresas públicas: ISTAC, GESPLAN y GRAFCAN, ITC, etc;
Revisar: El papel del COAC en relación con la actividad que viene desarrollando GESPLAN y el papel fundamental que han de tener los arquitectos en la planificación urbana y territorial.
Reconsiderar: El papel actual que tienen sociedades tales como ASEMAS, HNA, etc., incluso con la Seguridad Social, respecto a la profesión de arquitecto en Canarias, revisando funciones y contenidos, y explorando alternativas realistas y con información transparente.
Replantear: Las relaciones internacionales en relación con la práctica profesional, especialmente con África y la América hispana, sobre todo en colaboración con empresas canarias, en torno a la planificación territorial y las infraestructuras básicas, la arquitectura (en especial con la vivienda pública y los equipamientos), el medio ambiente, el diseño de la escena urbana y territorial, el turismo, el registro y el catastro, la realización y gestión de bases de datos (territoriales y urbanos, construcción, arquitectura, rehabilitación, patrimonio, etc.).
Redefinir: El papel de las Agrupaciones especializadas de Arquitectos en el ámbito regional: Urbanistas, Peritos, Patrimonio, Función pública, etc. A su vez impulsar la creación de las correspondientes delegaciones a nivel regional de determinadas ONG como Arquitectos Sin Fronteras, etc.
Reordenar: El desempeño profesional mediante la homogenización de documentos colegiales, trámites, procedimientos y tasas a nivel regional; protocolos de gestión e información simplificados; enlaces a bases de datos imprescindibles para la práctica profesional; etc.
Todo ello apoyado en cinco principios básicos que considero son plenamente vigentes:
- Reconocer la complejidad del medio en el que nos desenvolvemos
- Aceptar la pluralidad social a la que nos dirigimos
- Asumir la incertidumbre, elemento cada vez más presente en nuestra actividad
- Abrir espacio a la innovación y a la formación permanente, además de obligarnos a una adecuada comunicación y pedagogía
- Devolver a la sociedad civil la confianza en nuestra profesión a través del trabajo bien hecho y responsable
Patrón de bordado escandinavo. Lámina perteneciente al libro de Gottfried Semper Der Stil in den technischen und tektonischen Künsten de 1863
A día de hoy apenas algunos de los objetivos se han cumplido o van camino de serlo en un breve plazo; otros, obviamente ha habido que postergarlos o directamente renunciar a ellos en un ejercicio de responsabilidad al tener que establecer prioridades. La situación real con la me encontré en la institución colegial era mucho más grave de lo que podía imaginar, siendo fundamental concentra esfuerzos, separando lo urgente de lo importante, como modo más seguro de alcanzar objetivos concretos. Los recursos casi inexistentes con los que he podido contar (económicos, de estructura, de medios, e incluso de apenas apoyo institucional existente en las islas), aconsejó dar prioridad total y absoluta a la necesaria reconversión de la estructura colegial hasta entonces existente, tras 45 años de intensa existencia. Y en ello estamos, asumiendo que muchos de los “problemas” que se venían arrastrando y se identificaban como tales desde hace años en realidad son “características” o datos de partida con las que había que trabajar, derivados en su mayor parte de una realidad insular de hondas raíces históricas (4).
Con la creación del Consejo de Colegios de Arquitectos de Canarias estamos próximos a finalizar un doloroso proceso, dando paso un nuevo escenario ciertamente esperanzador que no ha sido de fácil diseño, cuyos Estatutos se están terminando de elaborar en este momento, bajo la tutela indispensable del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España (CSCAE). Una vez completados los procedimientos formales se segregación colegial, este Consejo deberá acoger a los cinco que en ese momento existirán.
Por otra parte es importante destacar que, al tiempo, durante el último año se ha consolidado la recuperación de voz de Canarias en el CSCAE, y les aseguro que con claridad y contundencia, trabajando directamente como Consejero por Canarias en proyectos de gran relevancia y proyección nacional y europea; con aportaciones importantes, como fueron las realizadas por nuestra asesoría jurídica, Pedro Ravina, al texto definitivo del nuevo Código Deontológico de los arquitectos (aprobado en la pasada Asamblea General del CSCAE de 20 de noviembre de 2015); las permanentes aportaciones a numerosos trabajos y comisiones, destacando las relacionadas con la coordinación digital entre colegios, la formación permanente y continua, la elaboración de un Pliego General de Condiciones Técnicas vinculado a un simulador de precios de licitación la representación como Consejero de Canarias en nombre del CSCAE en numerosos foros profesionales de gran proyección, el impulso dado a la presencia de la planificación urbana y territorial a cargo de arquitectos en las políticas del CSCAE (siendo una breve muestra la Declaración de Cartagena, que en breve se publicará en los nuevos Cuadernos CSCAE; o la concesión de la medalla internacional de arquitectura y urbanismo al trabajo desarrollado por un equipo de urbanistas de Tenerife; o los trabajos actualmente en desarrollo en torno a la convocatoria Hábitat III realizada desde UN-Habitat, etc.
Hace aproximadamente un año se celebró la Asamblea General, similar a la que ahora nos ocupa. En ella redacté un texto que decidí llamarlo “Tiempo de silencio / Tiempo de destrucción” (5), en relación directa con lo que en ese momento suponía la recientísima creación del nuevo colegio de Gran Canaria, y el inicio de un camino sin retorno para el todavía Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias (COAC).
También aproveché para agradecer públicamente la memoria de quienes fueron sus Decanos durante los 45 años de existencia, en un compromiso permanente de servicio público con la sociedad canaria. Desde un lejano 22 de julio de 1969, a las doce del mediodía, en el que se celebró la primera Junta de Gobierno, presidida por D. Rubens Henríquez Hernández, hasta Dolores Cabrera López, mi predecesora. A todos ellos se les tributó admiración y gratitud.
. Reciprocal frame structure,Michael Clarke, 2013
Ahora es momento de cerrar esta larga etapa para poder iniciar la de los nuevos Colegios de Arquitectos de Canarias, agrupados en la que, esperemos, esta vez sea la institución indiscutida de referencia, que sin duda necesitará todo nuestro apoyo y ayuda: el Consejo Autonómico de Colegios de Canarias, que tendrá bajo su responsabilidad que representarnos tanto en el CSCAE como ante las instancias regionales. Pero sobre todo la enorme tarea de recuperar la voz desaparecida, oculta, y por qué no decirlo, muchas veces indiferente, de nuestro colectivo ante la sociedad canaria. La necesitamos y nos necesitan.
Me van a permitir una última aportación y una última cita:
Marshall Berman (6) define a la modernidad como una “unidad en la desunión“, una vorágine de perpetua desintegración, “forma de experiencia vital” en la que todo se percibe como cambiante, nada permanece en su sitio y todo lo sólido se desvanece en el aire. Este concepto se distingue de la mera modernización, que hace referencia a los nuevos cambios tecnológicos y a la democratización creciente de la política.
Es bien conocido que la actual sociedad solo puede vivir cambiando las condiciones mismas de su existencia, al coste que sea. Vale la pena recordar cómo en el primer capítulo del Manifiesto Comunista (1848), Marx y Engels intentaron resumir esa “creación destructiva” (7) , incapaz de encontrar nunca otro equilibrio que el del ajuste, con una frase profética: “Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado, y el hombre finalmente se ve obligado a afrontar serenamente (sin ilusiones) las condiciones reales de su existencia y sus relaciones con sus semejantes”.
Y citando de nuevo a Berman:
“Ser modernos es vivir una serie de paradojas y contradicciones, es estar dominados por las inmensas organizaciones burocráticas que tienen el poder de controlar, y a menudo de destruir, las comunidades, los valores, las vidas y sin embargo, no vacilar en nuestra determinación de enfrentarnos a tales fuerzas, de luchar para cambiar su mundo y hacerlo nuestro.”
Tengamos el coraje de abandonar la indiferencia y atrevámonos a recuperar la visibilidad como arquitectos, pero esta vez manifiestamente modernos.
Muchas gracias.
NOTAS:
(1) En referencia al imprescindible texto de Manuel Padorno “Sobre la indiferencia y el ocultamiento: la indefinición cultural canaria”. Las Palmas de Gran Canaria, 1990.
(2) Teresa Lanceta. “La Alfombra Roja”. Texto catálogo exposición. Barcelona, 1989
(3) Richard Susskind y Daniel Susskin. “The Future of the professions”. Oxford University, 2015.
(4) Es obvio que la realidad insular, con un territorio fragmentado, diverso y disperso en sus siete islas, con sociedades de características singulares cada una de ellas, condiciona de manera importante cualquier modo de organización, representación y gobierno. Viene a cuento recordar aquélla irónica definición de Islas Canarias como siete islas unidas por aquello que las separa; o también reflexionar sobre los motivos por los que el propio Gobierno de Canarias se obliga a tener continuamente presente una máxima en todos sus actos y presentaciones:“una tierra única”.
(5) También en homenaje a Luis Martín Santos en sus dos únicas e imprescindibles creaciones.
(6) Marshall Brenan. “Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la Modernidad”. New York, 1982.
(7) La destrucción creativa como concepto lo propone en la primera mitad del siglo XX el sociólogo alemán Werner Sombart, aunque lo popularizará el economista austriaco Joseph Schumpeter (“Capitalismo, socialismo y democracia”, 1942).
WikiVault – Timelapse Assembly Process from Michael Clarke on Vimeo.
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